Al cerrar los ojos los abro dentro de tus ojos.
En su lecho granate siempre está despierta y húmeda tu lengua.
Hay fuentes en el jardín de tus arterias.
Con una máscara de sangre atravieso tu pensamiento en blanco:
desmemoria me guía hacia el reverso de la vida.
Entre lo que veo y digo,
entre lo que digo y callo,
entre lo que callo y sueño,
entre lo que sueño y olvido.
Óyeme como quien oye llover...
Los ojos se cierran, las palabras se abren.
Octavio Paz.
P.D. Bienvenida sea la calma.
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