domingo, 19 de junio de 2011

Fiebre de sidra (saturday night)




 Un día quise escribir un poema a un plátano y a una botella de leche. Dejé dos líneas en blanco y escribí a continuación: cuando el espectáculo está en la grada en lugar de sobre la cama  arena, es tiempo de sentir misericordia por los leones.

 [Prepararé un canuto bien cargado en tu honor.]

 Me recojo el pelo antes de soltarme la melena. Inhalo la niebla, a medio camino entre la jungla y el Ganges: que no se pudran las manzanas en el árbol.


Quítame las botas.
Póntelas conmigo.


Declaración de tentaciones, Mrs. Nancy Botwin  

4 comentarios:

  1. A su declaración de tentaciones le pondría yo las tildes y los puntos suspensivos.

    Abrazo, tentado y hundido.

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  2. Querida Mrs. rkl,

    Lo quiero todo. Todito.
    El mordisco y la caricia.
    El azote y el beso.

    Lanzo un salvavidas por la borda para que siga a flote. Ya sabe que si no es suficiente nos queda el boca a boca.

    Besos de Océano Mar, darling. De salitre. De sudor y tentación.

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  3. Querida Mrs. Botwin,

    He de decirle que devorar hitos en carreteras lejanas ya no es lo mismo. Pasan los kilometros y voy cargando las alforjas de manzanas. Ni en estas latitudes ni allende los mares se echan a perder, descuide. A la vuelta, con tanta fruta acumulada, le propongo un picnic sobre las sabanas.

    Beso sin prisas.

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  4. Querido Rey Cuervo,

    Por una vez me olvidaré de las cestitas de mimbre y los manteles de cuadros. Este picnic, de sidra a raudales, promete saciar el hambre y bajar la fiebre con medidas estrictamente físicas. Un gusto.

    Besos fogosos, dragones mediante.

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