Le concedo un descanso a las teteras -a su menta y a su azúcar- y me dejo ver desnuda. Las babuchas, preciosas, me fueron prestadas en la kasbah donde me alojo, un lugar en el que cada detalle está cuidado con gusto exquisito. Los pasillos, adornados con antigüedades y obras de arte, me inspiran cuentos. Las alfombras que acallan el ruido de mis pasos, agitan sus flecos sutilmente haciéndome partícipe de su magia. Las servilletas de hilo invitan a imaginar la suavidad, allende los labios, de las sábanas conminadas a estar revueltas...
Uno de mis sueños se hace realidad. Paso la tarde preparándome y dejándome preparar para él. Para su disfrute. Primero el hamman, después el masaje. Mi piel, desde la nuca hasta los pies, impregnada en aceites esenciales de argán y sésamo. Mis ojos aliviados del cansancio con agua de rosas, dispuestos a provocarle. El té volviendo cálida mi lengua en busca de su leche. Y el huss marcando el ritmo: muy, muy despacito. Abriendo sus sentidos al placer, abriéndome a su placer en todos los sentidos.
Sin control. Dentro.
Gracias por dejar una rendija abierta en la puerta de su descontrol.
ResponderEliminarHumo espeso en torno a las curvas de su piel.
Deseo.
Instinto.
Placer.
Kurtz
Dulce Mrs.:
ResponderEliminarSaba:
La sóla visión de sus pies desnudos,ya es un auténtico regalo.
Imaginar el camino hacia sus rodillas,lujuria.
Si cierro mis ojos,puedo ver mis manos recorriendo su cuerpo,
extendiendo los aceites,acariciándola otra vez y sintiendo la pasión,
compartiendo su regalo,con mi boca buscando el té en la suya,sin control...dentro
Estimado Mr. Kurtz,
ResponderEliminarDe nada, pero no se acostumbre...
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Mi querido catkiller,
Me quedé dormida con sus manos en mi vientre... 666 mcg de su fentanilo aliviaron mis dolores en sueños.