El otro día instalé una fábrica de huracanes en la costa de Florida, que se presta por tantas razones, y ahí nomás hice entrar en acción los helicoides turbinantes, los proyectarráfagas a neutrones comprimidos y los atorbellinadores de suspensión coloidal. Todo al mismo tiempo, para hacerme una idea de conjunto sobre la performance.
Papeles inesperados,
J. Cortázar
&
Nos iba un poco de aquella manera, pero cada semana nos mudábamos de planeta y levantábamos la carpa tirando de nanocuántica y cojones. Los leones se acostumbraron a rugir lo imprescindible (andábamos justos de oxígeno) y los payasos a reciclar la nata de las tartas para futuras representaciones. No fue fácil convencer a los alienígenas que pasaron por taquilla de que saltar sin red con gravedad cero era el más díficil todavía. Y todo nos iba, como ya señalé antes, razonablemente mal. Aguantamos lo que pudimos y decidimos volver. Aprovechamos el viaje para rellenar formularios que nos permitieran cobrar el subsidio de desempleo y los últimos minutos -entrando ya en la estratosfera- para esbozar nuestros currículum vítae de cara a ofertas laborales ulteriores. Se atildan chisteras: no pude escribir más. Al tomar tierra, un huracán inesperado desatado en la costa de Florida se llevó lo que el viento consideró suyo. La roulotte espacial, el espíritu itinerante y los esfuerzos de la troupe por remontar el vuelo.
Respondiendo a Cortázar (sin acritud), Mrs. NB
Respondiendo a Cortázar (sin acritud), Mrs. NB
Creo que usted y yo también pertenecemos al viento, querida. Agárrese fuerte porque no creo que tarde mucho en venir a por nosotras.
ResponderEliminarDéjeme responder, darling, haciendo nuestras las palabras de L.Cohen:
EliminarOh, the wind, the wind is blowing,
through the graves the wind is blowing,
freedom soon will come;
Then well come from the shadows.
Estamos preparadas.
El viejo faquir dice que no está dispuesto a tragar ni una más.
ResponderEliminarHace requetebien.
EliminarQue toda la vida tragando, es mucho tragar. ¿No cree usted?