lunes, 14 de enero de 2013

Mucho esperma y pocas nueces




[...] la tuvo entre los brazos oliendo a sangre, le hizo beber el semen que corre por la boca como desafío al Logos, le chupó la sombra del vientre y de la grupa y se la alzó hasta la cara para untarla de sí misma en esa última operación de conocimiento que sólo el hombre puede dar a la mujer [...] 

Rayuela,
Julio Cortázar


&



Años ha, dos ocasiones ciertamente pecaminosas se saldaron con la toma de dos pastillas separadas en el tiempo. Dos recetas de curso legal escritas por dos hombres que en pleno ejercicio de duplicidad ocuparon dos mañanas con sus noches al borde del abismo. Dos números de colegiado doblegándose ante el equívoco. Dos importunidades y el redoblar de las campanas cuando dos y dos son cero. 

Se pierde el almanaque en dos columnas de nombres y rostros pasajeros. Dos docenas de hombres que vinieron, no atinaron y se fueron. Dos se salvan del incendio manifiesto. Uno más, en honor a la verdad y por derecho. 

  
Un intermedio en dos funciones deshizo en ocho años toda la magia del estreno. Dos "queriendo como te quiero duele más este no puedo". Dos negativas cinceladas en el cielo. Dos imposibles rotundos, racionalmente inabarcables. Dos lo siento inolvidables.
 

Vino después un pasodoble a hacer añicos dos años de vacío aunando en el espejo dos mitades. Dos ciudades. Dos caminos. Dos corazones sintiéndose morir en el intento. Y la cama donde uno y uno fueron uno: incomparable desobediencia del alma en la complicidad canalla de un dueto. Una guitarra y dos rombos. La canción que resuena en el silencio.


Hay dos mujeres en mí. 
La de antaño y la de ahora. 
Cuando escribo lo ocurrido en mi vida sin desbordarme en llanto.
Cuando descifro quién soy por voluntad propia y en binario. 
 
 

4 comentarios:

  1. Sólo hay una cosa mejor que una mujer. Dos mujeres. Aunque sean reflejos, metáforas o lo que sean. Mejor dos. Hacen más compañía y son más de verdad.

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    1. ¡Menos mal que dijo dos y no ninguna!
      Tratar de asumir la doble vertiente que todos llevamos dentro debiera resultar imperativo moral.
      Dése por besado.

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  2. "Queriendo como te quiero duele más este no puedo" suele ser la excusa cobarde del que reconoce su error demasiado tarde.

    Poeta tardío.

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    1. Antes que pensar en excusas y en errores, prefiero pensar que las lágrimas de entonces me trajeron hasta aquí. Tenga por seguro que no puedo quejarme.
      Cada uno sabrá cómo anda por la vida.

      Gracias por animarse a bailar.
      Sea usted quien sea.

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