Se desdobla un matiz que desconoce la premura. Al desentumecerse del repliegue acostumbrado, trae luz de calidez y sosiego. Retorna el sentido perdido y acallado. Se desvanecen las preguntas con su necesidad inherente de respuestas. Las circunstancias irrepetibles, las coincidencias imposibles, las causalidades inabarcables para la razón y el corazón, se van. Para dejar en su lugar, con placidez, la serenidad del alma. Incólume e inmensa.
Una cadencia olvidada mece las olas en pleamar, avivándolas.
Escribir es mi manera de abrazar.
Leerte es mi manera de besarte.
ResponderEliminarIndudablemente, se trata de un beso con lengua...
ResponderEliminarEvidente... los otros, no son besos.
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