que están llenos de selvas y son un manifiesto,
desordenadamente
me hacen aventurero
y revolucionario.
Luis G. Montero
Él desdeñaba las romanzas de los tenores huecos. Yo rehusaba opinar sobre aquello que hacían llamar política y quemaba mis naves en la poética.
Le descubrí en el número siete.
Candidato a la eterna primavera.
Dispuesto a llenar de deseo los tranvías.
Inolvidables, nuestras revoluciones.
Erecciones y utopías, Mrs. Nancy Botwin
My darling, ahora en tierras rusas. Le mando besos elevados a siete, revoluciones y evoluciones.
ResponderEliminarA la vuelta, le llevo blinis de mermelada y vodka de reserva.
Querida señorita:
ResponderEliminarEs tiempo de revoluciones. Grandes, pequeñas,llenas o huecas. Tiempo de movimiento.
Música y góndolas. Faldas al viento, tiovivos. Manos y lenguas inquietas...
Le dejo unos besos desde la pista de baile de un lugar cualquiera.
Kurtz
el señor revolucionario, que cena con el príncipe caviar rojo, brindará con tequila por el bulevar de los sueños contigo, durante 501 noches, muriéndose por decirle algo, antes que pasar un invierno sin ti.
ResponderEliminarMrs. rkl,
ResponderEliminarSe me hace la boca agua y el corazón espuma.
Hasta Rusia estos besos; usted sabe darling, con amor.
Mr. Anónimo,
ResponderEliminarLas mejores palabras son esas que no hay que decir.
El café en los labios. El licor en los sueños.
In pitch dark I go walking in your landscape.
Querido Kurtz,
ResponderEliminarAtrapo sus besos al aire. No intente recuperarlos.
Ojalá los días de borrasca fueran siempre víspera de resplandores. Ya sabe, cara o cruz: la moneda no supo quedarse de canto.
Un abrazo, caballero.