Me embarco en proyectos peregrinos, de una u otra índole. Por gusto y con entusiasmo. Me resisto al reduccionismo asfixiante del encasillamiento. Porque ese trabajo al que acudo cada día -con el que pago el traje que me cubre, la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde yago- es sólo parte de mí. El conjunto, la unidad, no sería el que es sin la suma de los cuidados que brindo a otros menesteres.
Nunca me he considerado escritora. Tampoco artista en el sentido más amplio de la palabra. Y, sin embargo, no sabría vivir sin tratar de quedarme sin palabras sobre cualquier papel; sin buscar la fotografía más evocadora, siempre en blanco y negro; sin descubrirme entregada a ciertas melodías, cantando con el corazón en la garganta; sin dejar mis pasos perderse entre la arena sabiendo lo efímero de mis huellas. La inspiración, más o menos apasionada, llega observando la realidad e imaginando la ficción. Porque en la vida, en mi vida, todo se confunde...
La bella durmiente no está dormida: está en coma y conectada a un respirador. Nadie sabe si despertará algún día. Cuando no pudo resistir más, cambió la aguja de la rueca por una sobredosis de psicofármacos; en busca de ese sueño profundo que anula consciencia y conciencia, llevándose a tierra de nadie el dolor. La miro, a los pies de su cama, y no sé que pensar. Ojalá le sobraran besos para despertar. Ojalá alguien la quisiera lo suficiente. Ojalá, si sale de ésta, remonte el vuelo.
A falta de besos -tengo la cuenta en números rojos- le inyecto 30 mg de propofol y 100 mcg de fentanilo intravenosos. Para que siga durmiendo plácidamente. Entonces, voy al baño. Me apoyo en la puerta, resbalo por ella y me quedo sentada en el suelo. Que no me oigan ahí fuera. No podría explicárselo.
Querida, si usted fuera mi enfermera, yo me haría la dormida para siempre. Sobre todo los meses de octubre que odio y me duelen.
ResponderEliminarMil gracias por sus cuidados.
Hagamos un trato, querida Mrs. rkl:
ResponderEliminarA partir de ahora yo me encargo de sus octubres y usted de mis marzos.
Le administraré analgésicos y sedantes, y cuando lo haya hecho, me quitaré los guantes para acariciar su mano mirándola a los ojos. Verá reflejada su tristeza, no puedo negarlo. Pero también su esperanza, para seguir luchando.
Gracias a usted, darling.
Querida Nancy:
ResponderEliminarNo se a qué tipo de proyectos peregrinos se refiere,me tiene intrigado,en todo caso brindo por los nuevos proyectos,siempre traerán nuevas experiencias!!
Para mi,escritora es la que escribe, y considero un arte la manera en que usted lo hace,por lo que también la considero artista.También sorprende con su elección de fotos (siempre en blanco y negro),lo cual no deja de ser otro mérito añadido.
Resístase al encasillamiento,no hay nada peor que arrepentirse de lo que no hacemos,más que de lo que hacemos.
Trataré de consolarla en los momentos duros de su profesión,se de lo que habla,y disfrutaremos juntos de los buenos,sabe de lo que hablo,y de paso pondré su cuenta de besos en positivos.
Mi querido catkiller,
ResponderEliminarHace usted bien en brindar. No sé si con licor café o con tequila, quizá con ambos. Déjeme alzar mi copa hacia el cielo de su boca y beber de sus labios: por la inspiración mutua. Por todo lo que ha despertado en mi en este tiempo. Por su manera de cuidar, poniendo el alma. En su música, a otros y a mí.
Si a algo no puedo resistirme, bien lo sabe, es a sus besos.