(Marquet)
Casa Marquet, alrededores de Meaux
Desde luego era un auténtico cabrón. Nos consumió, a mi cocina y a mí, con la fatuidad de un paleto cualquiera, como si fuera lo más normal del mundo que Marquet se inclinara ante él, le ofreciera su carta y se bajara las bragas desde la primera visita... Un perfecto cabrón, sí, pero lo pasamos bien juntos, y eso no me lo podrá quitar nunca porque, en definitiva, me pertenece a mí haber disfrutado al máximo del diálogo con un verdadero genio de la gastronomía, haber gozado con un amante fuera de serie y, pese a todo, no haber dejado de ser una mujer libre, una mujer orgullosa...
Aunque, si él hubiera sido libre, y si hubiera sido hombre de hacer de una mujer algo más que una muñeca disponible en todo momento, entonces -en tal caso- quién sabe... Pero en tal caso no habría sido el mismo hombre, ¿verdad?
Rapsodia Gourmet, M. Barbery
Querida, tiene usted un pequeño pero cuidado regalo en mi cueva. Entre sin llamar, está en la mesa del comedor. Y hay galletitas de chocolate en el cajón, coja también para el mar pero dásela sólo si se come toda la verdura.
ResponderEliminarBesos, darling.
Querida Mrs. rkl,
ResponderEliminarSiga escribiendo, creando poesía visual, siendo y existiendo.
Ese es mi premio.
Querida Mrs. Nancy,
ResponderEliminarUsted lo sabe: o escribimos o morimos. Así pues, no nos queda otra. Entre cartuchos de pólvora y cartuchos de tinta, escogimos los de tinta.
Besos destintados.
Mrs. rkl, querida:
ResponderEliminarCantaba Mr. Antonio Vega...
"Mujer hecha de algodón, de seda, de hierro puro, quisiera que mi mano fuera la mano que talló tu pecho blando en material tan duro. Donde las haya tenaz, mujer de cartas boca arriba, siempre dispuesta a entregar -antes que sus armas- su vida".
Somos pistoleras (de sangre caliente). Besos con la tinta cargada y el seguro quitado.