miércoles, 26 de enero de 2011

Supervillano al rescate




Hay días raros, raros, raros. Te levantas de la cama como cualquier otra mañana; no se estampó un Boeing 747 contra tu ventana ni se inundó el suelo bajo tus pies mientras dormías. Se mantiene el orden de lo externo, con su particular aroma de rutina, mientras te preparas tu café con leche y das por bueno el calentamiento global al que contribuyes con tan inocuo gesto. La cucharilla que desintegra el azúcar se entretiene emulando el movimiento de las agujas del reloj y deja la mente abierta al último pensamiento con que se vino a despedir la noche. Si existiera una cantidad fija de dolor en el mundo, aliviárselo a unos supondría necesariamente inflingírselo a otros. El toma y daca de la nocicepción llena de angustia la despensa del remordimiento.


Ni siquiera pasa por ser un día triste, más bien resulta ensimismado. Arrecifes de coral en forma de herpes simple se erigen frente a las costas de las sonrisas y bloquean el paso al optimismo, necesario por obligado, que nos mantiene alerta y dispuestos. Se plantea la duda en el si -condicional- que lucha por su tilde afirmativa: son malos tiempos para los soñadores. Crisis ésta de un mundo moderno que perdió las ganas de ahondar en el misterio. Pesquisas volátiles, señuelos que entretienen camuflados entre ladridos ahogados y mordiscos que se aferran a la piel como mentiras piadosas. Pistas falsas que no nos dejan ver ni oír más allá.


En días así, cuando se estremecen las pestañas sabiéndose a merced del viento, yo me detengo y escribo. Respiro aliviada cuando a mis palabras les sigue la caricia de quien comprende que vestir el traje de heroína de cómic, azul y blanco, no resulta sencillo. Cuando encuentro el abrazo de un hombre que sabe que mi horizonte verde es a veces negro abismo.


2 comentarios:

  1. Querida Mrs. Botwin,

    Cada día dejo atrás un panorama ligeramente desenracado, escojo al azar una percha a la que disfrazar con mi traje de supervillano y me instalo cómodamente en el regazo de quien paciente velará mis sueños. No tema los inesperados viajes a negros abismos pues irá siempre acompañada de un marinero que conoce el camino de vuelta de todos ellos.

    Suyo,
    Uskglass.

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  2. Querida,

    Hoy leí "El mundo no se puede descifrar fuera de la poesía". Y qué razón tiene. De qué sirve tener los pies sobre la tierra si uno no se atreve a saltar. Siga abrazando.

    Esperando sus dragones, darling.

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