La memoria es el perro más estúpido,
le lanzas un palo y te trae cualquier otra cosa.
Tokio ya no nos quiere, Ray Loriga
Un giro de 1260º, siempre hacia la izquierda, hasta encontrar el sitio. Mirada panorámica en blanco y negro que deja a la vista un viejo jersey doblado en el armario, empotrado entre el ceñido corsé del salvaje oeste y la franela desgastada de las noches de largo. Secretos cifrados entre letras y cuerdas tañidas. Recitales de frases, profases, metafases, anafases y telofases. Mitomanía de significados y entonaciones de tres lustros y cinco trienios de un prometo amarte. Arte que se tambalea y logra helarte, calentarte o camelarte.
[La infusión de ayahuasca servida en el tazón, aún humeante. Desayuno de certidumbres y temblores, puerta abierta a la percepción de lo negado.]
Vuelve a despertar Madrid llorando. Alguien se llevó su mar y su luna debajo del brazo. Se extinguieron las sirenas, acalladas por aullidos de feroces lobos esteparios. Se rompieron las cadenas, eslabones esculpidos en seda y hierro forjado. Se emborronaron las tintas, doloridas de pasar tantas noches esperando. La gran broma final levanta catedrales en antiguos solares. De lo estéril y plano a lo redondo y pleno. Encajan las piezas de un puzle que siempre fue un dibujo en blanco.
Sopa acuosa de letras:1.Fin de la espera. La perla del caribe. Propio del emperador romano. Situación que produce júbilo. Ángel portador de buena nueva, si tuviera sexo. Ósculos a mansalva.
ResponderEliminarQuerida Mrs:
ResponderEliminarYo también me desperté ayer llorando; tan empapado como un perro estúpido bajo la lluvia.
Las letras pierden fuerza ultimamente, difuminadas por una inesperada ola de soledad.
Qué poco me gusta el "blanco" querida.
Kurtz
Querida Mrs. Botwin,
ResponderEliminarLos días de lluvia son días de inmersiones subcutáneas al amparo de una exodermis de algodón, de desayunos pausados con aroma a rosabaya, aceite y hojaldre, de viajes sonoros al inf(v)ierno de otros mas de nosotros ya distante, de crucigramas en blanco donde sólo tienen cabida cuadros en verde y definiciones en primera persona del plural. Quizás llore Madrid y la sal de sus lágrimas no emborrone nuestras sonrisas con tinta indeleble dibujadas.
Tristes suenan los graznidos en las noches solitarias.
Uskglass
Anochece llorando. Las sirenas no se extinguen, enmudecen, bajo la bóveda de catedrales levantadas en antiguos solares de tinta dolorida. Al abrigo de muros insondables, protegidas del impacto de gotas de lluvia esculpidas en hierro forjado, sueñan con mares y lunas inabordables, con bromas, charcos y finales, con noches reversibles. El reverso de un puzle es siempre un dibujo en blanco.
ResponderEliminarG.L.
Queridos todos,
ResponderEliminarDisculpen unos y otros la demora. Saben que no como de las letras (ni siquiera de las que flotan en las sopas) y que visto mi uniforme de enfermera guardia sí, guardia también.
Ahora sí, por partes.
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Mr. Anónimo,
Crucigrama blanco, mi favorito.
Definición del 1 horizontal: don o favor que se hace sin merecimiento particular, concesión gratuita. Plural.
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Mr. Kurtz,
No le falta razón.
Mi tintero muestra signos de anemia en los últimos tiempos. Es lo que tiene vivir poniendo el empeño en otros menesteres.
Ni me asedian las tristezas ni me lloran los ojos irritados por el napalm. Ya iba siendo horita de que la vida me lanzara un guiño cómplice.
Sea bueno y comprenda. Llegaron tiempos de paz. De bandera "blanca" y tinta invisible.
Como este beso camuflado por inercia.
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Mr. Uskglass,
Saben los cuervos solitarios que alguien en vela escucha sus graznidos. Los acallo primero con sonrisas en ausencia y después con besos presenciales.
Usted fue el único que le echó al asunto bemoles y sostenidos y se acercó hasta aquí jugándose el tipo. Suyo es entonces, por derecho, el privilegio de olfatear el rosabaya mezclado con otros aromas directamente de mi cuello.
Encantada con el blanco, con su blanco mezclado con mi verde, con usted.
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Mr. Grokus,
La compleja naturaleza de las sirenas daría para un tratado. Cuando vislumbran a su marinero renuncian a su canto seductor y se alejan de las costas. No dejan notas en las rocas explicando su ausencia ni ponen música de fondo que entretenga la espera.
Esperé tanto, tanto tiempo, que se me llenaron los sueños de pesadillas en las que enmudecía para siempre.
Un abrazo hasta su orilla.