Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Pandémica y celeste,
J. Gil de Biedma
A veces, conduzco nocturna y solitaria por carreteras desiertas buscando la complicidad de la luna tras el parabrisas. Me presto a su juego de escondites y melancolías para tomar primero Manhattan y escapar después far, far away. Siempre me pilla la huída con las mismas botas puestas y un cigarro encendido entre los labios. Se esfuma el rencor, si es que alguna vez lo hubo. Se consumen los reproches hasta quedar reducidos a cenizas. Disfruto del suspiro que acompaña a la última calada y levanto los ojos para seguir mi camino. Siempre hacia delante, dear NB.
A veces, el oso pardo -fiero y hambriento- que me guarda la cama lanza su gruñido rompiendo mi sueño como lo haría un cristal que estalla en la madrugada. Cubro su boca con mi mano y le dejo que practique la lectura. El plantígrado, avezado en quiromancia, rechaza su naturaleza omnívora y me deja abrazarle en silencio. Los dos preferimos no entrar en coloquios sobre lo jodido del trazado en según qué puntos del mapa. Nos quedamos dormidos. El sueña con la llegada del próximo invierno. Yo termino mis cuentas y empiezo mi cuento sabiendo que la prórroga es tiempo de descuento.
A veces, las palabras son condenadas a prisión por jueces implacables. El peso de una ley aquejada de obesidad mórbida aplasta a la poesía y su flaqueza. Comparten celda un "te" que perdió con la tilde su coartada y un "quiero" que no pudo a pesar de dejarse la vida en el empeño. Se tumban en sus catres y susurran planes de fuga.
A veces, y sólo a veces, la vida se me pega al cielo del paladar como un sugus exterminador.
No soy un caramelito en dulce.
No soy un ángel.
My darling,
ResponderEliminarPáseme a buscar a sus deshoras. Usted conduce, no soy buena copiloto pero confío en que no llegaremos a ninguna parte. Bajaré mi ventanilla, saldrá el humo de su cigarro y entrará la noche. El oso pardo nos lo llevamos en el maletero.
Iremos a beber y a escribir. Hay partida.
Querida Mrs. rkl,
ResponderEliminarDéjeme responderle con el collar de perlas verdes (también llamadas esmeraldas) que más me gusta del último trabajo de Mr. Vegas,
Tengo miedo, ¿para qué mentir?
Y por una vez
seré la más bella ciudad
y seré ballena en alta mar
y seré la noche al descender.
Por una vez
seré una luz y una canción
y seré la esfera de un reloj
que no tiene agujas...
Vámonos, darling. A deshoras. El oso pardo nos protegerá de los peligros del "camino".
Siempre apostando por el R&R (amoR & coRazón).
My darling,
ResponderEliminarAbrí la ventana, empieza a entrar la noche en mi habitación, me puse su canción, fumé hierba y miedo. El ser humano insiste, salgo a buscarla, haremos que el sol salga mañana desde su R&R.
Querida Mrs,
ResponderEliminarAnoche los cajeros andaban de bote en bote y los olvidados se resguardaban del frío entre cartones. No pude sino pensar en usted y en su librito de efecto guarida con calefactor a pleno rendimiento. También yo fumé miedo y hass hasta que la ciudad me dejó rendida y tendida la cama.
Ya sabe, desviviéndome con usted desde alta mar.
Poesía, drogas y mucho R&R, darling.