En el cuaderno de bitácora de Tirso de Molina
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J. Sabina
Anda la poesía haciendo el trabajo de un Cupido que debió quedarse en paro o fue prejubilado. Pluriempleo éste de la justicia poética que sabe a mar salada, a sal amada. La rima que insinúa quiénes somos -nosotros, vosotras, nosotras- se regala un vestido travieso en sus transparencias y permite ver más allá sin renunciar a la discreción ni a la elegancia.
Por arte de birlibirloque o por un extraño embrujo, el contoneo de la prosa asonante resulta consonante y se le suma -en adición adictiva- un cara a cara que no deja lugar a dudas. Un cuerpo a cuerpo soñado, imaginado sin excusas ni tibiezas, deseado hasta rayar lo patológico y anhelado con cada inhalación.
Esnifando estamos, los unos y las otras, la espuma que dejaron las palabras en el mar. Ese cosquilleo de la danza acompasada y entregada de las mariposas en torno al ombligo. Tirando a la izquierda; huyendo del frío; al calor de la única luz que ilumina tanto como calienta. La del corazón.
Para ti. Por ti.
Mi querida Mrs. Nancy,
ResponderEliminarNo le digo nada. Usted ya sabe todo. Deme la alternativa el sábado y que salgamos a hombros por la puerta grande.
Besos trasnochados, darling.
Querida Mrs. rkl,
ResponderEliminarNo le respondo nada que usted no sepa. Feliz por distintas razones, una de ellas usted y su Entre cartones repletito de éxito y besos.
Le cedo los trastos de matar y le acompaño en este rito de paso en Las Ventas. O, lo que viene siendo lo mismo, la Plaza de armas de un lugar cualquiera.
Estará usted en torera, darling. No me cabe duda. Suerte, valor y al toro.
Diagnóstico:
ResponderEliminarIntoxicación aguda por sobredosis de espuma de mar.
Tratamiento de choque:
Inmersión del corazón del sujeto en una solución de agua, viento y sal,
y tras el periodo de aclimatación pertinente
sustitución de la totalidad de su sangre por espuma de mar.
Probabilidad de éxito:
Desconocida, no existe ningún precedente.
Un beso, pero le advierto que existe riesgo de contagio.
Pongamos que hablo de Beijing.
Pongamos que hablo de Turín.
Pongamos que hablo de Dublín.
Pongamos que hablo de Berlín.
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Querido Mr. Grokus;
ResponderEliminarAllá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo...
Pongamos que hablo de vivir.
Un beso, Madrid mediante.