Que fue en esa playa tan carioca
el espantoso pedo de coca
el que impulsó a la copulaçao
en esos días de gestaçao.
A consecuenza de la prisinha
nos olvidamos la camisinha
e por fiar del cochino Ogino
ya no te vino...
Inés, Los frenillos
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Con tres grados más de temperatura ambiente y una banda sonora envolvente no hay rana ni dama a la que no se le descongele el corazón. Si a ésto se le añade la visión de cualquier documental de naturaleza, esa fuente de sabiduría de metraje idóneo para la siesta que camufla porno duro bajo el epígrafe de "reproducción salvaje", es más que probable que, de facto, la rana levante el anca y demuestre que no es manca. Que la dama se preste a la cama y se olvide del pijama. Todo ello, empero, emitido en el limbo temporal en que la sangre duda entre irrigar los órganos vitales o la emergente vitalidad de lo carnal.
Y eso que aún no llegó la primavera...
Y eso que aún no llegó la primavera...
La naturaleza se abre paso entre el sopor de la siesta.
ResponderEliminarCuando lo natural es abrirse, paso de la siesta. Y en el sopor interruptus, cambio ranas por panteras.
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