Abandono por un momento la danza con el insigne Dr. Freud para bailar con su discípulo. Según Jung, la sincronicidad es "la coincidencia significativa de dos o más sucesos en la que está implicada algo más que la probabilidad aleatoria".
Así, la chincheta clavada en el zueco da paso a la aguja clavada en el dedo y más tarde a la tortura de pinchazos en paredes inapropiadas. No parece sólo probabilidad aleatoria. Controlo a duras penas los sangrados sincrónicos mientras marco plazos de espera. Y entonces, pasado el susto inicial y la palidez de su tristeza, me obligo a apelar a la coincidencia significativa. Todo ocurre por algo, aunque uno no sepa comprender por qué. Ya lo dice Mr. Nacho Vegas: la vida es parte buscar placer y parte hallar dolor.
Hoy tomé una decisión importante, aunque duela. Ahora es tiempo de descansar.
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