domingo, 13 de diciembre de 2009

Choclit & Churros

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Alguno que yo me sé mojaría seis kilos de churros en un barreñito de tequila si supiera que tal posibilidad existe. Devoraría el "plato combinado" en siete minutos cuarenta segundos, con tiempo para chuparse los dedos, secárselos en el abrigo de algún viandante despistado y relamerse de gusto sin reparar en lo obsceno del gesto (si éste se realiza un domingo a las 13 horas frente a una de las casas que le han okupado a Dios). Una forma deliciosa de olvidar el atropello cuádruple sufrido por un Fiat Punto de tres puertas y una sola conductora.
Tan pichi aparentemente, al borde del shock "ardiente" (la archiconocida clasificación del shock: hipovolémico, distributivo, cardiogénico, obstructivo y ardiente); ese de pronóstico infausto en el que la grasa chorreante y el alcohol de agave nockean los receptores que salvaguardan la correcta oclusión de los esfínteres de unas y otras partes.


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