Apresúrese pequeña, están todos esperando.
No se vista. Por esta vez nadie se sorprenderá de que se presente desnuda. Sé que no puede verme, apenas distingue aún claros y sombras. Tampoco entenderá el sentido último de mis palabras hasta dentro de muchos años. ¿Nadie le habló de mí en este tiempo? No importa; ahora tenemos que ocuparnos de usted y de su recién estrenada existencia.
Me presentaré, querida.
Soy Mrs. Nancy Botwin, su hada madrina. Encantada de su llegada y aliviada porque su primer respirar haya resultado sencillo. Deje que la acune entre mis brazos y quédese dormida. En lo sucesivo, tendrá que cerrar los ojos para encontrarme. No está de más que vaya practicando. No llore, le aseguro que es mucho más sencillo de lo que parece.
La misión que me ha sido encomendada es peliaguda. Debo velar porque la realidad que le rodea desde este momento no consuma su imaginación. Es por eso, precisamente, por lo que me colaré en sus sueños de puntillas. Sólo en su duermevela y en su plácido descanso le contaré lo que aprendí. Existen otros mundos, maravillosos, a los que viajaremos juntas. Espacios invisibles y secretos que harán de nuestra mutua compañía una delicia. Usted, dulce niña, lo lleva cosido en su nombre. No intente revolverse, le aseguro que también cosido al alma.
Le adelanto que tomaremos té en la merienda; ya no hay quien confeccione sombreros de fieltro pero sí quien inhale el mercurio de los termómetros, buscando que se desate la locura. Lucharé por protegerla del desencanto y el aburrimiento: conversaremos acerca de todo lo paradójico y pasearemos entre gatos de sonrisa amable. Es probable que en algún momento tengamos que desaparecer sin previo aviso: así se las gasta la malvada Reina de corazones. No se preocupe, el conejo blanco nos mostrará, siempre, el camino de regreso.
Que no le cuenten otros cuentos, usted ya tiene el suyo.
Sea bienvenida, entre besos, al país de los sueños.
Para Alicia.
Para Alicia.
Ohhh, precioso, querida. Ahora me encantaría llamarme Alicia.
ResponderEliminarBesos y suerte en su cuidado.
Querida Mrs. rkl,
ResponderEliminarLo dijo Benedetti: hay que amar con amor para salvarse. Nada hay más profundo ni más cierto.
Un beso.