martes, 31 de diciembre de 2013

Despropósitos apresurados



Nada de listitas con "lo mejor y lo peor de 2013". Nada de melancolías ni de escribir los deseos para el nuevo año tres minutos antes de la cuenta atrás; debe haber alguien o algo por ahí arriba que, definitivamente, o no sabe leer o no entiende mi letra. 

En su lugar, y con la ayuda inestimable de Mr. Jardiel Poncela, dejo para la posteridad mis despropósitos de cara al año entrante: 

 1. Enseñarle malabares a una ostra. Tratar de no aburrirla en el empeño.

 2. Pintar de verde la verja de ese manicomio que es el mundo.

 3. Aprender a hablar castizo (léase idiomas): 
 - ¿De dónde vienes?
 - De la rué.
 - ¿Qué has hecho?
 - Mover los pinrelitos y lucir el establecimiento. 

4. Desoir cada una de las recomendaciones de la OMS. Asumir que -en lo personal- la nicotina va a la grupa del amor.

5. Doctorarme en camelancias y extrañezas; cambiar el adverbio NO por "Encarlado del rujen histroso de poserpidania. Lafurnita." y el adverbio SÍ por "Salacadula Chalchicomula Bíbidi Bábidi Bu". Derrochar con alegría, al menos en la cosa  del lenguaje.

6. Conservar intacta la fe, de preferencia al baño maría.

7. Dejar abierta una rendija (con ganzúa, fórceps o intrincadas contraseñas) para los puntos suspensivos. 


Decidida estoy a cambiar esta noche uvas por frambuesas y cava por tequila. 
Y, con la tenia señorías, a seguir bailando. 
 


sábado, 28 de diciembre de 2013

¿Mrs. Nancy Bowtin?





Diciembre vino silenciosamente, 
estirando las noches hasta casi juntarlas...


Ángel González



&

[Esto mío, creo recordar, no era tan difícil: elegir una foto, adornarla con un verso ajeno imprescindible y pasar a derramarse con lo propio.]

Sin rodeos: 
Un amigo en la UCI, dejándose cuidar por servidora. 
Una amiga grave, pasándolo al tran tran en su propio domicilio.
Un no rotundo. Un sí esquivo. 
Un dedicarle tiempo a todo, incluyendo lo menos importante, por pura supervivencia. 


El resumen de un mes y dos semanas en cuatro líneas; la factura que se cobran cuatrocientas horas de déficit de sueño acumulado. La sensibilidad a flor de piel. La imperiosa necesidad de seguir bailando. La suplica al cielo -desatendida- de una tregua. 
Ha sido -y está siendo- duro, pero empiezan a verse brotes verdes que nada saben de índices económicos. Porque el 2014, intuyo, viene como entran los toreros en el coso; temblando de miedo pero decidido a ser valiente. Quiero creerlo. 


Y quiero aprovechar para saludar, faltaría más. Que son fechas de noches juntándose con noches y a una le faltan horas pero le sobran ganas: 
- Besos Guillermo. Que pensarte y sonreir es todo uno. 
- Besos Julia. Con Champin, con agua, con amor. 
- Besos Ana. Sin jamón, con reposo. Con toda mi ilusión. 
- Besos Raquel. En bajito, pero siempre. 
- Besos Manolo. Con gatos y bodas, con abrazo apretaíto.
- Besos sin peluca, José. 
- Besos Luis. En sinusal, por derecho. 
- Besos a mi médico y testigo.
- Besos a los que me faltan. 
- Besos a mis padres.

 Y a tí, Juanjo, que sostienes cada uno de mis besos en tu beso, un sí quiero.