jueves, 23 de agosto de 2012

Inspección tímida de vicios (ITV)





  Es un suceso sorprendentemente común en mi existencia que las mujeres me sean dadas aparentemente con muy poco esfuerzo por mi parte. Y llegado cierto punto, tras esa ridícula generosidad, tienes que preguntarte por qué.

¿Es porque soy de natural atractivo? Discutible. Es más probable que sea por karma. Me lo he ganado de cojones. Hace cincuenta vidas era una molécula fecal de un gusano. Hace cuarenta y nueve vidas un parásito en un pepino de mar. Me abrí camino desde ahí, pagando cuotas de reencarnación: un coral, una tijereta, una rata de cloaca, un cuervo, una gallina de Guinea, un pez payaso, un ocelote. Saltando en la cadena evolutiva a perro, pero a un perro enano de mierda eliminado inmediatamente por el parvo u otra enfermedad canina. Mono, antes nutria, mono chimpancé y finalmente ¡humano!

Pero ups, mierda. Soy un niño esclavo sexual y vivo en un pozo. En todas esas reencarnaciones era bueno, amable, humilde y aceptaba mi sino con paciencia. Así que, por eso, tras una serie interminable de vidas cortas y brutales nací al fin como yo. Andrew Botwin, receptor sin esfuerzo de culos. Es solo una teoría, por supuesto, pero si no es la biología ni es el karma entonces es que un titiritero por ahí disfruta viéndome retozar. Y ese sería Dios, en esencia, y yo tendría que reconsiderarlo... todo.


  A. Botwin,
Weeds, Season 8.




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  Una sonrisa pisando el acelerador, descarada. Otra, no necesariamente inocente, entre la intermitencia delantera y la trasera, abriendo paso a las luces de emergencia. Una más, coqueta, pisando el freno con pasión. La última,  cómplice y de regalo, al recibir el visto bueno. ITV pasada haciendo la vista gorda: a otra cosa mariposa.


 Cuarenta grados a la sombra hasta dejarse ir al día con la nuca empapada, las manos resbaladizas (grasa y sudor, so hard baby) y una pregunta recurrente: qué poderosas razones han llevado a los túneles de lavado hasta el lugar de honor que ocupan en la lista de escenarios fetén para fantasías sexuales. Porque lo mire por donde lo mire, no lo veo. Si se me permite, me quedo con el dique seco: para llenarlo todo de polvo y fumarse el cigarrito del durante -mejor que el del después- al aire libre.



Do you believe in rock 'n roll,
can music save your mortal soul,
and can you teach me how to dance real slow?
... 






lunes, 20 de agosto de 2012

Crocanti de madrugadas




 
Si hubiera de elegir la Hormiga Atómica
 entre salvar El Mundo o su hormiguero,
 sepamos la respuesta:

 robarle el corazón a la cigarra.


Pensamientos capitales,
 Esther Giménez



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Anuncio: Semana fantástica de la camisa de fuerza.    
 
 
Disparates, gritos desorbitados y opistótonos:
en oferta.



Del delirium tremens a la catatonia maligna pasando por la frontalización. Un abanico de sufrimientos  que contemplados desde el otro lado del espejo se vuelven opacos. No se puede razonar, tocar para tranquilizar, mitigar, paliar... Solo anestesiar al tiempo para que todo pare -de momento- y mantener la esperanza de que algún día se autodestruya. Sedar, que es apaciguar la conciencia negándola.


No me impactan tanto los aullidos de un hombre que se siente devorado por miles de ratas como su mirada de pánico. Tampoco me asusta la voz de ultratumba que en la oscuridad rompe el silencio con un "seis, seis, seis" repetido hasta la extenuación como lo hacen los ojos vacíos de la mujer que sólo así se relaciona con el mundo. La desinhibición sexual completa, que pudiera antojarse hilarante, resulta en realidad grotesca. La agresividad, verbal o física, por descontado también.


Son asperezas que traspasan la piel y llaman a las cosas por su nombre: porque la locura, exenta del tinte idílico y racional de quienes la confunden con rebeldía, ingenio o libertad, no tiene ninguna gracia. Como  harina de otro costal que nada sabe de molinos de viento ni de gigantes.



sábado, 18 de agosto de 2012

Salmones lejanos





       Mira nena,  aquí hay una cuestión:   el concepto es el concepto. Ésa es la cuestión. Por ejemplo, tú eres una mujer con estudios. Yo no objeto nada al respective porque soy liberal. Y no soy de ésos que andan diciendo que sois todas más putas que las gallinas... aunque lo piense. Pero, ¿y el concepto, eh? ¡Amiga! A los hechos me repito.

 Pazos, Manuel Manquiña 
Airbag (1997)



&
     
 
 
Algún día, no a mucho tardar, los salmones nadarán a favor de la corriente para desovar y  encontrarán oportunidad de ver crecer a sus crías las escamas. Tal vez entonces, con suerte, los detectives se den por satisfechos perdiendo pistas y los faquires encuentren entre algodones la más cómoda de las posturas. Acaso, rizando el rizo, obtengan la nulidad matrimonial ojales y botones y se declaren en huelga de celo los papeles de regalo. Cosas más difíciles se han visto. Nada permanece.
 
 
 Pero la única cuestión es el concepto. Y siendo rigurosamente flexibles, que el calor dilata lo suyo y lo nuestro estrechando las junturas, el único concepto es la cuestión. La que se repite en bucle y nos desarma hasta el desamparo mutuo; la que sabemos implacablemente cierta y pertinaz. Porque todo permanece.
 
 
 También la décima de segundo más. 
 Los mil millones de instantes.
 Cada una de las ráfagas de aire frío.
 Las palabras que nos hacen girar hasta sacarnos del escondite. 
 
 
 

jueves, 16 de agosto de 2012

Cachelos y kriptonita






- Hola, soy Clark Kent.
- Hola, Superman.
- Tengo la capa en la parte de atrás. ¿La llevo a cenar?
-¿Sabes tú volar?
- Cierra los ojos y ponte a soñar...



La balada de Lois & Clark
Javier Álvarez



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Miró el trayecto dibujado en el mapa. 165 km hasta su particular kriptonita. Una hora y treinta y cuatro minutos de viaje. Vientos de componente noroeste a favor con rachas de lluvia de estrellas incapaces de ponerse en contra. Bosques frondosos en el recorrido por si fuese necesario un aterrizaje de emergencia. Condiciones óptimas para desplegar la capa.


Lois acudía al rescate de Clark.
Muerta de miedo.
Resucitada de ganas.



Cachelos y kriptonita, Mrs. Nancy Botwin


domingo, 5 de agosto de 2012

Inmersiones de secano





¿Que cómo llegué yo a semejante extremo, me preguntáis? ¿Yo, una persona sin convicciones políticas declaradas; cuya ambición desde la infancia era tocar a Mendelssohn en el contrabajo, o tal vez bailar de puntas en las grandes capitales del mundo?

El caso es que todo comenzó hace dos años. Me acababan de licenciar -por motivos médicos- del ejército a consecuencia de ciertos experimentos científicos efectuados sobre mi persona sin yo saberlo. Concretamente, a unos cuantos compañeros y a mí nos habían alimentado con pollo relleno de ácido lisérgico como parte de un programa de investigación para determinar qué cantidad de LSD puede ingerir una persona antes de que intente echarse a volar sobre el World Trade Center. Como la puesta a punto de armas secretas es de suma importancia para el Pentágono, la semana anterior me habían disparado un dardo cuya punta empozoñada me hizo hablar y comportarme igual que Salvador Dalí. Los efectos secundarios acumulados acabaron por afectar a mi percepción, y cuando ya no fui capaz de discernir la diferencia entre mi hermano Morris y dos huevos pasados por agua, me licenciaron.

Una terapia de electroshocks en el Hospital de Veteranos contribuyó a curarme, aunque los cables se cruzaron con los de un laboratorio de psicología conductista, por lo cual yo y una compañía de chimpancés representamos El jardín de los cerezos en perfecto inglés.



Perfiles,
Woody Allen


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Andaba resolviendo uno de esos problemas matemáticos de trenes que salen de algún sitio, avanzan porque no les queda otra y se encuentran en un punto kilométrico que nunca coincidirá con el previsto, cuando se dio cuenta de que aquello no conducía a ninguna parte. Fin de la historia.


Decidida a  ver qué había de nuevo por los fondos abisales de secano, se lanzó al aire sin gafas de buceo ni neopreno. La inmersión, pese a las dificultades, fue provechosa. Salió de allí con unos pocos tigres, tres piedras preciosas y un par de cabras que, segura estaba, darían mucho juego transcurrido el tiempo necesario teniéndolos en remojo. Entonces decoró el abeto con bolas de colores venciendo alegremente la pereza y fumó la resina que se ofrecía -sutil- entre destellos monocromáticos. Solucionados con nota los insomnios venideros hasta la próxima Navidad, durmió a pierna suelta. Cosas que pasan cuando, al fin, se atan cabos. 



Inmersiones de secano, Mrs. NB



miércoles, 1 de agosto de 2012

Un trienio camelando





Tres años de desnudos integrales en la charca.

Nadando en aguas perversamente dulces.
Respirando a través de las palabras.
Apostando por un sueño: teñir la vida de verde.



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Gracias a todos.
A los que visitáis este blog, ya sea por casualidad o con conocimiento de causa. 
A los que pasasteis por aquí dejando vuestra huella en la arena húmeda.
A los que soportáis mis indefinidas y continuas metaformosis.
A los que gustáis de revolcaros en el fango conmigo día sí y noche también.
A los que no entiendéis lo que escribo y aún así seguís leyéndome.
A los que me cazáis al vuelo, templándome la sangre entre baile y baile.


Y gracias, especialmente, al artífice de este único ventrículo que me permite seguir latiendo en cada letra con nombre de guerra.