miércoles, 25 de mayo de 2011

Colirios de crudeza



Con la sangre entibiada... 

Primero te frotas los ojos y piensas, con incredulidad, si el mar se ha regalado al fin a Madrid. Si la arena bajo los adoquines y éstos a su vez bajo el asfalto, se habrá conchabado con el sol; mayúsculo en su plaza.   Si el calendario le da la razón de una vez por todas a mayo, tan florido en ilusiones, tan hermoso en voluntad de libertad. Si ese cuento de 68 páginas, de minifaldas Al Vent y flequillos apuntados, habrá sido reescrito con tinta real de actualidad en papeles virtuales. 

También del espejismo se vive.   
 
El oasis de conciencia colectiva -la poesía tomando las calles-, se queda en chirimiri. La misma mierda, distinto disfraz (muchas gracias por colaborar). Nada de palmeras, sombras frondosas ni manantiales de aguas claras. Ni el lago azul ni los cisnes. Una cantimplora y un pañuelito en la cabeza para afrontar la travesía por el desierto. Lo que queda entre las dunas está muy lejos de lo que una vez quiso ser: las esterillas que  amortiguaron el peso de la discusión de macroeconomía sirven ahora para hacer yoga en un escenario único. Los criterios de inclusión, ese cualquiera que esté hasta las pelotas de esta indignidad de país y sus representantes, pasan ahora por la absurda censura de las aes y las oes para llegar a la arroba. Neutralidad suiza de plexiglás que me produce urticaria.

Colirios de crudeza humedecen mis pupilas.
Los pájaros, las ratas del aire.
Las gaviotas, eternamente de Neruda.


domingo, 22 de mayo de 2011

Servilletas incunables




Usted, querido,
no sabe en qué lío se ha metido.


Camelándole,

Felicidades.



miércoles, 18 de mayo de 2011

Merienda en Sing Sing





Queda apenas el alma de la palabra escrita,
renglones con borrones de tinta hospitalaria,
con Borges y un tequila de más
¿quién necesita caricias mercenarias?


Asuntos Internos (I), J. Sabina



&



Bendita la ceguera del maestro,
los ayudados por bajo del canalla,
el motivo del licor quemando el cuello.
 Del rescate sin secuestro, las agallas.


La luna roja en las noches,
el striptease del tintero,
la vida y su paradoja.
El volver de mi torero.



Asuntos Externos (I), Mrs. Botwin


martes, 10 de mayo de 2011

Poética y p(r)olítica





Tus ojos
que están llenos de selvas y son un manifiesto,
desordenadamente
me hacen aventurero
y revolucionario.

 Luis G. Montero




 Él desdeñaba las romanzas de los tenores huecos. Yo rehusaba opinar sobre aquello que hacían llamar política y quemaba mis naves en la poética.

 Le descubrí en el número siete. 
 Candidato a la eterna primavera.
 Dispuesto a llenar de deseo los tranvías.  

 Inolvidables, nuestras revoluciones.


 Erecciones y utopías, Mrs. Nancy Botwin


domingo, 8 de mayo de 2011

Casquivanos mis cascabeles




Yo quiero verte danzar como derviches tourneurs que giran
sobre la espina dorsal, al son de los cascabeles del Kathakali.

En el ritmo obsesivo, la clave de ritos tribales.
Reinos de hechizos y de los músicos gitanos rebeldes



F. Battiato




Yo quiero danzar...

Entre sopas de aguas y paisajes puros. Con los pies descalzos y los vuelos de mi falda alzados por el viento. Con los brazos abiertos y las manos vacías. Entre el aire y sobre la tierra. Los ojos libres. La melena suelta. El cuerpo lejos. El alma fuera.

Que los cascabeles de mi pensar resuenen en mi corazón.
Marcando el compás.


Un mojito y mi dosis, Mrs. Nancy Botwin


 

miércoles, 4 de mayo de 2011

Palabras en Chop suey



Volvía a casa y la encontraba en la cocina, embadurnada de harina y con las manos en la masa. Le ayudaba a deshacerse del delantal, de su suciambre -mezcla indeleble de suciedad y cochambre- y dejaba que fuera ella quien emulsionara las medias palabras con los ligueros manchados de tinta. Suculento menú bajo su falda. Hambre, sin mantel, sobre la mesa.


Ella, que teñía con azul de metileno el blanco de las natas y respetaba el rojo de las fresas. Por principios. Ella, que rompía lo níveo de su piel inmaculada con tatuajes de andar por casa o por la jungla. Ella, que ya no necesitaba probar todas las salsas para darles el punto. Y aparte, con suspensiva intimidad, su coma.


Ligueros preñados de tinta, Mrs. Nancy Botwin

domingo, 1 de mayo de 2011

Relicarios de un soñar




He vivido en un tiempo histórico de ruptura y tan viejo soy, que hay en mí distintos sedimentos, como en las montañas. Así, todavía guardo de mi juventud las marcas de las luchas sociales. Pienso que los chicos me querrán porque nunca dejé de luchar, porque no conseguí instalarme en ninguna época, y hoy, trastabillando, me siento cerca de la gente que aprendió a vivir de otra manera. Y muy cerca de los jóvenes que después de este horror de mediocridad, indecencia y ferocidad, pujan por nacer a otra cultura que vuelva a echar raíces en un suelo más humano.


Diarios de mi vejezE. Sábato


&




No hace falta subirle el telón a los párpados y ofrecerles espectáculo. Basta con no poder cerrar los oídos, como puede hacerse con la boca o con las manos.

Puedo no mirar por la rendija que deja un cajón mal cerrado. No ver el reflejo metálico de los cuchillos. Intentar olvidarme de su existencia al despertar. Callar con asepsia y revolcarme en el fango cuando escribo. Morderme la lengua y apretar los dientes. Retozar sobre la tinta y mi hierba. Ponerme guantes antes de abrir las piernas.  Fingir que no es mi sangre. Soñar que no son mis manos.   


 Relicarios de un soñar, Mr. Nancy Botwin