sábado, 31 de marzo de 2012

Alitas más o menos




Tu risa me hace libre, me pone alas.
Ríete tanto que en el alma al oírte, bata el espacio.
 Boca que vuela,
corazón que en tus labios relampaguea.


Es tu risa en los ojos la luz del mundo.



Nanas de la cebolla,
 Miguel Hernández


&
 
 
  Cierro los ojos y veo la erosión de mi saliva en tu salitre. Pienso entonces en geotectónica básica y  vienen como un mantra a mi cabeza las fallas de subducción. Activado el contacto de esta aeronave humana.  De fallas a fallos. De fallos a ¿follas? Stop.
 
  Sabes a cristal de sal marina; a roca curtida en las profundidades con el ir y venir de las mareas; a lo natural intacto; a vida. Creo que debes saberlo. Stop.
 
  Dices la mar, como un auténtico marinero. Hablas poco. Tienes grasa en las manos. Sudas. Sabes lo dura que es la vida. Que la tienes. Que la quiero. Stop.
 
 
  A lomos del viento, alitas más o menos.  
 


viernes, 30 de marzo de 2012

Bambitas de mis amores



Me gustan los pitisúes y las milhojas de crema,
los cuernos y las canastillas, y las palmeras de yema.

Esos palitos de nata, me como diez y no me harto.
Y esas merengas que tienen azuquita por lo alto.


Como una bola sé que me estoy poniendo.
Como una bola, lo estoy reconociendo.
Yo sé que eso no es bueno, pero a veces tiene ventajas.

Porque en la playa, cuando hay aguaje,
a las canijas se las lleva el oleaje.
Y yo allí sola, conmigo no...
no pueden las olas.


2012 ¡Viva La Pepi!
[La Chirigota del Selu]


&


Qué arte hay que tener para improvisar una letrilla como ésta y cantarla con la trascendencia que requiere. Les ruego prueben a tatarearla en la intimidad: seguro que conocen la melodía. Con un obrador en crisis, la crema de la hilaridad sin aditivos ha de rellenar  el vacío impuesto por las masas industriales. De la intelectualidad mejor no hablamos.

Porque para comer la bamba se necesita un poquito de gracia y otra cosita. Una lengua sin remilgos y una predisposición a que el azúcar glass resbale por el escote. Y si a pesar de ello una sigue siendo canija será porque no se puede tener todo en esta vida. O porque, en el fondo de los mares, el oleaje sabe que su misión es raptar a las sirenas de la orilla.



jueves, 29 de marzo de 2012

Preludio de leche




La pregunta no es la adecuada.
Tanto rollo con "el huevo y la gallina"
-si primero lo uno o antes lo otro-
 sólo para confundirnos.

"La leche o la teta".
That is the question.


  Se abre un mundo de dudas al respecto
y, en paralelo,
 un sin fin de placeres evocados.


&



Me cautivó esta semana el cortejo de los colibrís cola de espátula (Loddigesia mirabilis). Prolegómenos cum laude, quedándome corta. Qué desfase de sincronías y asincronías sincronizadas. Qué forma de menear la colita como si fuese lo más natural del mundo. Qué despilfarro de medios...


Me encendió hasta las primeras ascuas enterarme de que los macarons, esas pastas multicolor que cuestan un  pastizal y van envueltas en  paquetitos perfectos, son en realidad suspiros de modistilla. Un antiguo dulce  madrileño típico de la verbena de San Antonio. Y busqué, saliéndome por la tangente, los datos elementales de esa vieja tradición de pilas y alfileres. De solteras disponibles y pretendientes incrustados en la palma de la mano. Hoy, con eso, te hacen un programita de televisión de lunes noche.


Me incendió, bien lo sé, lo inconfesable.




jueves, 22 de marzo de 2012

Blancanieves estorbando





... tú di "es por allí"
que yo diré "amén".


No tienes que temer,
los lobos muestran ternura al morder
y aúllo "amor, que nos vaya bien".



Marquesita, Mr. Nacho Vegas


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Los siete pecados capitales.
Lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia.

Los siete enanitos.
Sabio, Gruñón, Mudito, Dormilón, Tímido, Tontín y Bonachón.

Las siete virtudes.
Castidad, diligencia, templanza, paciencia, caridad, generosidad y humildad.



Triangulaciones

Me quedo con Gruñón por exclusión.
Con lujuria por gusto.
Con diligencia por casta.


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martes, 20 de marzo de 2012

Paté de peta





Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros -cabrones-
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
después de amanecer.



Albada, J. Gil de Biedma


&




No es sano pasarse la noche de pie derecho y que las horas marquen un rumbo siniestro. No lo es tampoco comerse una paella -con su primero y su postre- pasadas las cuatro de la madrugada y sentir impulsos salvajes de llamar a un 905 xxx xxx para romperle el tímpano a una espídica y descocada señorita chillando a través del auricular "Torcuato, coño. Torcuato". Ni entendería jamás la metonimia ni podría saber que la mejor pista -no dada- sería "nombre del escritor apellidado Luca de Tena". 

Los   renglones de Dios andan torcidos por varias razones; el abandono de los inefables cuadernos de caligrafía Rubio; la presión artificiosa ejercida desde los adentros por las sustancias de relleno (llámense siliconas, toxinas botulínicas o ácidos hialurónicos);  la caída incomprensible de las parrillas televisivas del gran Coco, maestro gurú de masas con sus dicotomías necesarias para la supervivencia.

Como si los dados de este martes me empujaran a la casilla de La Posada en el juego de la oca, me entrego a la corriente de un río ausente y salto de pluma a pluma nórdica, abrigándome los fríos. Pierdo feliz el turno, por fin. Estoy en racha.


Paté de peta, Mrs. Nancy Botwin



martes, 13 de marzo de 2012

Por quererías




España no tiene vergüenza con sus poetas.

Machado en Colliure.
Lorca en una cuneta.
Panero en un psiquiátrico.

¿En la Academia?
Allí no hay poetas.


Quererías, P. Quero


&


¿Querrá el grano de maiz someterse al fuego hasta convertir sus adentros en vapor y alcanzar una presión de nueve atmósferas que lo haga explotar? ¿Será su endosperma adicto a espumarse? Metáfora de la vida ese núcleo almidonado que al quedar por fuerza expuesto adquiere textura única.

Comparten los poetas un afán pertinaz: plasmar el escalofrío en la sustancia del verso.

  
En los recovecos del poema,
al refugio del significar incierto,
se conservan en salmuera  los sentires. 

 Se dota de memoria a la saliva.



Por quererías, Mrs. Nancy Botwin

sábado, 10 de marzo de 2012

Petazetas en nómina





No quiero volver a pisar el viejo callejón
donde nos veíamos a media mañana.
No te encontraría allí, no.

No estaríamos los dos fumando un lucky a medias,
muriéndonos de ganas.
No sería ya aquel inmenso lugar...


No, no quiero volver a pisar el viejo callejón.
Hace tanto tiempo y ya no siento nada,
pero si decides un día volver a la ciudad
podríamos quedar allí a media mañana.

 


El callejón, Mr. Nacho Vegas


&
 
 
Recién convocada estoy a un evento multitudinario, en teoría. Uno de esos que paralizará Correos  y hará que dejen de celebrarse algunos juicios y se suspendan unas cuantas consultas en los hospitales. Una fiesta a la que si voy, palmo; una pasta por un miserable día, un dolor de cabeza por la gentuza que dice representarme, un sentimiento de frustación por tropezar de nuevo en la misma piedra. Si no voy, en cambio, algo dentro me hierve: cómo podrán dormir por la noche tantos hijos de puta sin escrúpulos y como puedo yo tragar con esta servidumbre. Qué dilema. Para que no me revienten los sesitos con tanto petazeta de lucha obrera, me lo pondrán fácil haciéndome firmar los servicios mínimos. Fin del asunto.
 
 
 Por mi parte, maullando desde el callejón, sólo quiero preguntar ¿tienes fuego, guapo? ¿Sí? Qué suerte la mía.  


Petazetas en nómina, Mrs. Nancy Botwin 
 
 

miércoles, 7 de marzo de 2012

Mepivacaína en tirolina




Los hombres de la prehistoria no tenían batidora para triturar sus alimentos. Una dentadura catastrófica garantizaba la muerte por desnutrición a no ser que un alma caritativa de la tribu tuviera a bien masticar antes el condumio y pasar la bola lista para la deglución al desdentado. Eso pensando sólo en la parte mecánica del asunto. Si además se añade la hipotética infección bucal -foco séptico sin parangón-, con sus dolores de agárrate que vienen curvas, es para que se le ponga a uno mal cuerpo. Malo de náusea en campanilla, repicando.


Después de algunos miles de años, se inventaron el güisqui (ojito con la RAE) y las puertas. En ausencia de anestesia, se podía optar por destrozarse el hígado para la extracción dental o recurrir al método drástico de arrancar la pieza con un cordelito atado y un portazo de los que asustan. De recurrir al alcohol, con la dificultad de coger la borrachera en su justa medida,  la hemorragia sería una complicación garantizada. De elegir el cordelito, además de tener que contar con un hacedor de nudos experto, la cosa no pintaría mucho mejor. Para arrancar un molar al primer intento y de un solo tirón habría que tener unos conocimientos de física notables y una puerta de las que cuestan un potosí, maciza y libre de carcoma. Me vienen sudores fríos; fina que ha salido una.


Ahora vamos al dentista trémulos y acongojados aun sabiendo que no nos faltaran su dulce anestesia, su aspirador de secreciones y sus apósitos hemostásicos. Nos tomamos nuestro antibiótico antes, nuestro analgésico después. Pagamos con la baba resbalando por la comisura del lado afecto y salimos pensando en el solomillo "vuelta y vuelta" que nos espera cuando baje la inflamación. Por suerte tampoco nos faltan cuchillos que solventen el escollo de desmenuzarlo a dentelladas ni buenos profesionales que arreglen los entuertos de los chapuzas. Y aún así, gustar lo que se dice gustar, no gusta.


Tras  firmar un contrato indefinido con el Sr. Pérez (el auténtico Super Ratón), siento como el estómago se me encoge en los prolegómenos de cada nueva visita;  me aferro en este trance a un botiquín con superávit y a ese programa que quita el sentío y teletransporta más que el éter: ¿Quién quiere casarse con mi hijo? La alternativa perfecta para relajarse a costa de sentir vergüenza ajena. Yo confieso, como El Comidista, bajo los efectos de la mepivacaína. 



lunes, 5 de marzo de 2012

Poesía ignífuga




Nadar sabe mi llama el agua fría
y perder el respeto a ley severa.

Venas, que humor a tanto fuego han dado.
Médulas, que han gloriosamente ardido.

Serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado
.


Francisco de Quevedo


&


Quiso ser astronauta a pesar de todo. Los primeros test de personalidad, esos que se cumplimentan como si de un juego se tratara a edad temprana y en la escuela, avisaron del peligro. Altamente inflamable, concluyeron. No debería ser arrojada al fuego ni al espacio sideral ni a los leones; ni siquiera vacía de sí misma. Pero no quiso renunciar a su sueño y se fabricó en muchos ratos libres un traje especial, ignífugo, y una escafandra a medida, donde cupiera su poesía incandescente.

Llegado el día, desoyendo las indicaciones de la torre de control y el personal de emergencias, inició la cuenta atrás. El despegue, un fracaso rotundo, le supo a éxito absoluto. Ni siquiera apreció el olor a chamusquina que nacía en su espalda y le rondaba ya un tobillo. Se sintió feliz, despreocupada; refugiada en una burbuja donde las palabras flotaban y la gravedad era, cuando menos, relativa.

Una mujer ardiendo en cualquier lugar distinto de Manhattan no era nada del otro jueves, sino de ese lunes. Un lunes de apertura de escotillas y colosales llamaradas; de reservorios de aliento y sonrisas no impostadas.


Poesía ignífuga, Mrs. Nancy Botwin

jueves, 1 de marzo de 2012

Retrato al portador




Fel[icit]ación


La pista,

"Tendría el tamaño de un armario
si un armario tuviera su tamaño".


El método,

Deductivo, por Sigmund Freud.
Inductivo, por Noam Chomsky.
Desternillante, por Woody Allen.


La resolución,

Trigésimo quinto cumpleaños
con un sueño cumplido.
 El día en que este blog se convirtió en libro gracias  a ti.