lunes, 31 de mayo de 2010

Rasca & Pica Productions, S.L.


Aquí, guapitos de cara, cada uno tiene su papel. Y da igual que uno arda en deseos de convertirse en Pantera Rosa, si en realidad tocó en suerte ser el Inspector Closeau. Siempre tras la pista falsa...

Así me siento yo, aún perdida en una isla ya hundida: debo ser la única persona en el mundo que no vió el final de Lost. Eso sí, ahora que estoy en el capítulo nueve de la sexta temporada -y última- me dan ganas de dejarlo. ¿Razones? De sobra...

- El bien y el mal balanceándose en platillos justicieros aburre. Ya lo decía Mr. Vegas... y no me habléis de eternidad. No me habléis de cielos ni de infiernos más.

-
Mucho triquitriqui (con monstruo del humito negro incluido) y poco tracatraca (esta masturbación de interrogantes no garantiza llegar al clímax, ni de lejos).

Lo que sí me ha quedado claro es que el mundo femenino se divide en dos; las adictas a Sawyer (todas) y yo. Será que la cabra tira al monte: me quedo con el mediquito.

sábado, 29 de mayo de 2010

¿Constantinopla?, ¿Madagascar?



El T.E.G. es así. Está el mundo dividido en países. Los países están en manos de ejércitos. Hay ejércitos de distintos colores... Las reglas dicen que gana el que domina treinta países. Pero eso es cuando juegan cuatro o cinco. Yo sólo juego con él y jugamos a morir. Siempre muero yo.

Cada vez que jugué, él estaba conmigo. Cuando las cosas se pusieron feas aguantamos en Kamchatka. Porque Kamchatka era donde había que estar. Porque Kamchatka era el lugar desde el que resistir.

P.D. Hay cosas que resultan difíciles de comprender en la medida en que son difíciles de explicar.

sábado, 22 de mayo de 2010

Robert, te necesito


Abrióse paso la primavera con su abierta hostilidad; camuflada en el zumbido débil de mosquitos feroces, en el chorreo errante de bombones derretidos. Entre rozaduras de sandalias recién horneadas y rebequitas al amparo de unos hombros desnudos. Aunando los soles mañaneros, presagio de incipientes calores asfixiantes y vientecillos suaves, de los que renuevan los aires al caer la tarde.

Pese a ello, no hubo sinrazón en los últimos envites. Se fueron los que sobraban -tal vez con exceso de sangre fría- dejando su correspondiente diezmo en forma de vergüenza ajena. Con la propia a buen recaudo se dibujan nuevas líneas que tratan de encontrar la forma. Sin agobios, sin premuras. Con alegría inusitada.

Y entonces, con el florecer de camelias y camelancias, la dama se deja acariciar.
Por el agua, por la luz, por las manos de un delicioso caballero.
En un gesto exquisito de cuidar que encandila a esta enfermera.

viernes, 14 de mayo de 2010

No tan desconocidos...



Loving strangers, Russian red

I’ve got a hole in my pocket
where all the money has gone
and I’ve got a whole lot of work
to do with your heart
cause it’s so busy, mine’s not

Loving strangers, loving strangers,
loving strangers, oh…

It’s just the start of the winter
and I’m all alone
and I’ve got my eye right on you
give me a coin and I'll take you to the moon
give me a beer and I’ll kiss you so foolishly,
like you do when you lie, when you’re not in my thoughts,
like you do when you lie and I know it’s not my imagination

Loving strangers, loving strangers,
loving strangers, oh…



No puedo dejar de oír esta canción. Es preciosa. La música, la voz, la letra y ese final...


lunes, 10 de mayo de 2010

"El punto del caramelo"


Una cree que está programando el horno en función turbo cuando en realidad ha seleccionado el modo "rustipollo" y después se sorprende de que no suban los bizcochos. Algo similar ocurre cuando en lugar de seleccionar en la lavadora el ciclo de lavado frío intenso se gira la rueda hasta el aclarado corto. Confundiendo además las cubetas respectivas de detergente y suavizante: la ropa sale mojada pero sucia, no se entiende. Como tampoco se entiende que lo cortés se desdeñe y ni siquiera pase por valiente. Ni que dejarse abierta la puerta del garaje acabe con el vacío aparcado donde antes dormía un BMW. Mucho menos que aparezca el día que se acaba el plazo para cobrar el seguro.

No me creen cuando digo que mi coche tiene alma de Ferrari. Como tampoco creo esa historia que me cuentan de un atraco conmigo como rehén, se borró sin dejar huella. No hay quien se crea que todas las opiniones son respetables por igual. Motivo por el que descreo de la razón de la mayoría, a menudo.

Quiero creer que algún día mis manos volverán a escribir con tinta de luz.
Entonces, creo, estará al fin en su punto... el caramelo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Deshaciendo nudos (1ª entrega)



Es hora de hablar de la quimera de otra vida.
Que no interrumpa lo cotidiano mis pensamientos,
que no me dejen sin mi sustento en vano.

Se precipita mi debilidad hacia la noche lenta del amor.
Y es hora de hablar de los límites de mi cuerpo
y el regateo de mi ficción, pura ficción.

La elocuencia me hizo creer en mis propias palabras.
Buenos deseos, titiriteros, hacia un lugar sin nombre.

Y empiece como empiece todo acaba
siendo menos de lo que yo esperaba.

Es hora de hablar...
del trapecio que ante la nada oscila,
de alterar el destino.

&

Es hora de hablar...
del presagio que ante el todo se enmaraña,
de la raíz que sostiene mi corazón.



P.D. Prologando mi intención, Mr. Enrique Bunbury.

jueves, 6 de mayo de 2010

Acróstico particular: enfeRMerA



Escala Douglas del Estado de la Mar.

- Olas de 0 metros: mar lisa o llana. Sin olas.
- Olas de 0 a 0,1: mar rizada. Se forman pequeñas olas que no llegan a romper.
- Olas 0,1 a 0,5 metros: marejadilla. Empieza a pronunciarse el oleaje que apenas rompe.
- Olas de 0,5 a 1,25 metros: marejada.
- Olas de 1,25 a 2,5 metros: fuerte marejada.
- Olas de 2,5 a 4 metros: mar gruesa. Olas grandes.
- Olas de 4 a 6 metros: mar muy gruesa.
- Olas de 6 a 9 metros: mar arbolada. La espuma blanca de las rompientes de las crestas se aglomera en grandes bancos y se arrastra en la dirección del viento en forma espesa.
- Olas de 9 a 14 metros: mar montañosa. Olas excepcionalmente grandes, sin dirección determinada.
- Olas de más de 14 metros: mar enorme. El aire se llena de espuma. Mar blanca.

Una escala, esta de Douglas, mucho más evocadora que las de Killip y Kimball, Hunt y Hess, Glasgow, Norton o Richmond. Menos rutinaria, más poética.
Que nos permite decidir si lanzarnos al agua a la buena de Dios y/o guardar la ropa. Según queramos o no arriesgar; asumir o no las posibles consecuencias.
Brazada tras brazada, nadando en la placidez.
O doblez tras doblez, llenando la maleta.
Entre lo llano y lo enorme.

martes, 4 de mayo de 2010

¿Vientos divinos?



Las palabras fueron avispas y las calles como dunas
cuando aún te espero llegar...
En un ataúd guardo tu tacto
y una corona con tu pelo enmarañado,
queriendo encontrar un arco iris infinito.

No sé distinguir entre besos y raíces.
No sé distinguir lo complicado de lo simple.
Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar.
Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.


E. Bunbury



Cambio sólo el nombre que abre mi particular 'Lista de promesas a olvidar'. Porque las avispas muerden y pican, como algunas palabras. Porque el espacio se afana en marcar las distancias. Porque los recuerdos de voces, de pelos enmarañados, son imprecisos. Borrosos. Porque creí que sería. Porque aún no se fue.

Dibujo un círculo con tinta roja alrededor de ese nombre. ¿Obsesivamente? Tal vez.

Se dispara la alarma: los malditos sensores anti-incendios apagan siempre la chispa. Pero nos regalan una duchita fría... justo a tiempo para que no arda todo.


lunes, 3 de mayo de 2010

Márai que estás en los cielos...



No escribo ni leo, pero a veces sueño que sí lo hago, y las líneas se van sucediendo como los subtítulos de una película. Las frases tienen sentido, la selección de palabras es correcta; la redacción, ingeniosa. No soy yo quien escribe, sino que más bien se trata de un proceso que ocurre en mí. El camino que conduce de la vida a la muerte es oscuro, voy trastabillando de la nada a la nada, y en ocasiones sucede que, en el trayecto, una palabra o un concepto resplandece como las luciérnagas en un bosque oscuro.

Sándor Márai
Diarios 1984-1989.

P.D. Del propio Márai: hoy he añorado mucho la nobleza y la elegancia del cuerpo de L. Su sonrisa. Su voz.

P.D. De la propia Nancy Botwin: no me canso de leerle, de admirar su valentía para pegarse un tiro a los 89 años. De saborear su sangre derramada en cada letra y sentirla compatible al cien por ciento con la mía. Anhelo su transfusión.

sábado, 1 de mayo de 2010

Whitehouse?


No soy Ilsa Lund.
No me suena ese tal Rick Blaine.
No hay piano. No hay canción.
Ni necesidad de despedidas, de nuevo.

Nadie dice "Tócala otra vez, Sam" en los 102 minutos de Casablanca. Cómo llegó esa frase inexistente a convertirse en la más célebre de la película es un misterio que no he logrado descubrir. Dicen los entendidos que, siendo una producción sin pretensiones de gloria, logró colarse en la lista de las mejores películas por la química entre Bogart y Bergman.

Es lo que tiene el cine: te hace creer que quien elige entre virtud y amor se aferra a ese "Siempre nos quedará París" para no perderlo todo. Y que, en tales condiciones, es posible vislumbrar el inicio de una gran amistad.

Pero no es cierto. Despegó el avión por fin. Ya iba siendo hora.