miércoles, 9 de febrero de 2011

Mosquita quita




Desatiendo lo obligado
por la súbita atracción de lo potestativo.



Me recreo en los laberintos oscuros de la mente humana y descubro, próxima a los 34 inviernos, una maraña de filias de índole sexual que me desconcierta y me sorprende. Hay quien se excita, queridos, vistiendo pañales. Diaperismo lo llaman. En la misma línea, el pegging revuelve la teoría freudiana y le da a la mujer heterosexual el puesto de mando para penetrar a su pareja, arnés mediante. Cositas que no siempre se pueden comentar a la hora del café en el puesto de trabajo.


Es por ello, por el qué diran quienes comparten conmigo asueto y excusado, que me callo mi atracción recién descubierta -sádica y electrizante- de chamuscar insectos voladores con las palas del desfibrilador. Ardo en deseos de que llegue el buen tiempo y se cuele en mis dominios alguno de esos seres molestos y cansinos para pulsar el botón de descarga y sofreirlo sin pasta conductora. No encuentro en ello, a priori, motivos para lo lúbrico, pero despierta en mí una curiosidad morbosa saber si con el gesto me temblarán las manos. Si podré hacerlo sin ponerme guantes. Si encontraré la relación idónea entre el peso de la posible víctima y la energía en julios necesaria para el socarramiento. Si lograré justificar la desinsectación en términos de coste-beneficio.


Cualquier excusa es buena para dejar volar la imaginación. Incluyendo entretenerse con el vuelo de una mosca.


1 comentario:

  1. Querida Mrs. Botwin,

    De rienda suelta a su imaginación sin pensar en el manido binomio coste-beneficio. De no conseguirlo, le sugiero que haga uso del desfibrilador a lo grande: aplique el dispositivo sobre la superficie del lago del Retiro y acuda a la lonja (o a la comisaría) más cercana con lo que acabe flotando en la superficie; o bien funde una empresa de producción de sales y metales por electrolisis; o un secadero/UCI móvil de hierbas (culinarias o terapéuticas) para la recuperación de alijos nadadores en piscinas de casas "bien". Beneficio garantizado o le devolvemos su imaginación.

    Suyo,
    Uskglass

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