martes, 26 de febrero de 2013

Cronología de un dudar




Abro la nevera: en la balda que queda justo por encima de mis ojos una fuente de macarrones con tomate convenientemente protegida por film transparente exige explicaciones. Reticente, elevo la mirada y me quedo sin palabras.

Células recombinantes de hámster chino dormitan atrincheradas plácidamente en mi frigorífico desde hace 121 horas.

Y hasta aquí podemos -ustedes y yo- leer...
Porque quien ha escrito esta historia es experto en darle su puntito de secreto sumarísimo a cualquier vida y a todo desenlace. 




miércoles, 20 de febrero de 2013

Jardielismo ilustrado

 



"La vida está llena de sorpresas
y de protozoos del paludismo."


E. Jardiel Poncela



Dedicarle una entrada a Jardiel es darse gusto sin necesidad de tocarse. Una oportunidad para rendirle pleitesía con el único propósito de compartir su arte con el mundo y hacerle justicia (siempre poética). Un intento de llevarle al huerto; que no sólo de almendros resguardando de las lluvias a Eloísa vivió  este hombre.


Porque Jardiel ensancha con sus letras la sonrisa. Destilan sus obras un 'no sé qué' que pellizca ese reducto de locura compartida (en peligro de extinción) y hace virar el pronóstico de la cruda realidad a un 'menos grave'. Reconforta. Teletransporta. He de confesar que me conquistó para los restos cuando leí de su mano la pregunta que jamás yo, por un doble componente de pudor y de temor a ser tomada por rarita, dejaría salir de mi boca:  ese 'qué tendrán las alcachofas que después de comerlas hasta el agua sabe dulce'. 
 

Por si leerle no fuera suficiente recompensa para los sentidos, hay además en su biografía datos que me han encandilado. 

Uno de ellos, sin duda y con perplejidad, el del banquete-homenaje multitudinario que se organizaron mutuamente él y el novelista Bartolomé Soler para celebrar el triunfo de una  de sus comedias. Jardiel se invitó a sí mismo. Acudieron sólo los dos y se sentaron cada uno en un extremo de la larguísima mesa; a los postres, ambos aplaudieron calurosamente el discurso de agradecimiento del otro. Iban vestidos de frac, la ocasión lo merecía. 

Otro, que no desmerece en absoluto lo extraordinario del primero, el listado de amigos y enemigos que fue reuniendo en vida:
-En el lado de los tigres, alineación de lujo donde las haya, los señores García Lorca, Antonio Machado, Muñoz Seca, Ortega y Gasset, Gómez de la Serna y Jacinto Benavente.
- En el de los leones, entre rugidos con olor a naftalina, los otros señores: Valle-Inclán, Azorín, Gregorio Marañón, Jose Mª Pemán (Pelmán le puso de apodo Enrique) y los Hnos. Álvarez Quintero. También Mihura (el único con gracia pero acusado de plagio).

 
En honor a la verdad, no puedo recomendar un título en concreto para iniciarse en amoríos con Jardiel. Creo que es más sensato darse un paseo relajado por lo florido de su obra y dejarse engatusar por la que más curiosidad despierte. Porque no sucumbir a qué encerrarán Usted tiene ojos de mujer fatal, Espérame en Siberia, vida mía, Morirse es un error, El sexo débil ha hecho gimnasia, La tournée de Dios o Amor se escribe sin hache, es -para mí- poco menos que imposible. 


Por lo demás,  sólo resta dar cuenta de mi gratitud al mismísimo Jardiel si algo así se me permite. He de decir que, en gesto reverencial, no volverán mis pies a pisar la calle Augusto Figueroa de este Madrid suyo y mío sin detenerse ante el portón del número 25 y lanzar al aire una bocanada de humo en su memoria por hacerme llorar de risa. Sosteniendo el cigarro, para diferenciarme de un carabinero, con la mano derecha. 


Les dejo, para saborearlos juntos, estos dos fragmentos: 

Ruego al lector

Lector, lectora: algunos autores te ruegan que no prestes sus libros a nadie, porque, prestándolos, pones a tus amigos en condiciones de que no necesiten comprarlos, con lo cual el escritor sale perjudicado en sus intereses.

Yo, que tengo los mismos intereses que los demás autores, te ruego todo lo contrario, esto es: que prestes en cuanto lo leas el presente libro.

Como la persona a quien se lo dejes no te lo devolverá, tú te apresurarás a comprar otro ejemplar inmediatamente.

También ese segundo ejemplar debes prestarlo y adquirir un tercero y prestarlo; y adquirir otro más y prestarlo también...

Con tal sistema, a pocos amigos que tengas a quienes acostumbres a prestar libros, yo haré un buen negocio y te quedaré agradecidísimo.

*******

Finalmente, el 16 de marzo, comenzó un idilio que no debía acabar sino cinco semanas después. Al ponerme de pie en el suelo, tuve que agarrarme al flexible de la luz eléctrica para no caerme. Por cierto que, a consecuencia de aquello, arranqué en su totalidad la instalación.

Y como realmente seguir al lado de Ramona era tan perjudicial para mi salud como un espumoso de vitriolo, me fui para siempre.

Antes la dejé una carta sobre la mesita de noche. La carta era esta:

El 5 de copas.



jueves, 14 de febrero de 2013

San Chapulín (colorado)




Más ágil que una tortuga,
más fuerte que un ratón,
más noble que una lechuga,
su escudo es un corazón.

Es...  
San Chapulín Colorado

 

Me gustan los superhéroes venidos a menos con superpoderes de andar por casa y unas armas de 'reconstrucción masiva' que quitan el sentío. Un martillito rojigualda por aquí, unas pastillitas Chiquitolinas por allá, unas antenitas de vinil capaces de detectar cualquier idioma del universo (incluyendo el guaraní) y vibrar cuando se acerca el enemigo... 

Me chifla que alguien acuda a la llamada de socorro presto y veloz, capa incluida, presentándose cortesmente y añadiendo esa frase que otorga confianza desde el minuto cero: "No contaban con mi astucia".

Me enamora  San Chapulín,

 - Por ser colorado: tan rojo, tan DF, tan zascandil.
 
 - Por ser torpe de solemnidad y no disimularlo sino con la risa: "Lo hice intencionalmente, todos mis movimientos están fríamente calculados".

 - Por erigirse en el último guerrero sin antifaz del mejor castellano: "Pleonasmo es lo que acabas de hacer: la repetición inútil de varias palabras que significan lo mismo. Eso de 'el cadáver muerto de un difunto que ya falleció'. Es como si dijeras... ¿Tú cómo te llamas? (¿Yo? Ramón). Bueno,  pues es como si dijeras: Ramón analfabeto, bruto, bestia. Para qué decir tantas cosas si diciendo Ramón lo decías todo... Ahora, ya aclarado lo que significa pleonasmo, ¿me puedes decir cuál es la preocupación que te preocupa?"

 - Y por llevar como escudo un corazón: "Calma, calma; que no pande el cúnico."



Me tomo la libertad de reorganizar el santoral: primero cesando al arquero de las flechas del amor por no declarar el cobro de sobres en dinero B de una entidad con ánimo de lucro y una sección de perfumería que agota la pituitaria del más pintado y, después, sumándome al nepotismo -hoy y siempre so cool & trendy-  para poner a dedo a este santo varón ocupando la casilla del 14 de febrero.


Se acabaron los regalos pastelosos. Los corazones que empalagan, las rosas por doquier y las velitas de pachuli creando una atmósfera cuasi tóxica en veladas íntimas. Llega el tiempo de los superhéroes del amor. Dispuestos a hacer reír antes que a dárselas de románticos. Siempre preparados para sintonizar la realidad con sus antenas y captar las ondas de superheroínas en apuros. Con el corazón descubierto y a punto para el rescate.


 

lunes, 11 de febrero de 2013

Monólogo de Louise (sin Thelma)






  Todos se quedaron con aquella frase: "por primera vez lamento que mi coche sea verde".  Sonaba inapropiada en mi boca. Difícil de creer.


  Me dieron por muerta cuando volé por los aires con tu mano aferrada a la mía. Pero  sobreviví, milagrosamente,  porque en toda mi vida no he hecho otra cosa que arriesgar y encajar golpes. Asumo mi error: yo, que te consideré digna compañera de viaje, me estrellé saliéndome de la ruta en mi propia fantasía.


  Ahora, Thelma, ya no quiero saber nada de ti. No me importa dónde estés; si te quedaste en el camino y subiste al cielo o descendiste a los infiernos, si sigues respirando para sentirte atractiva con el guiño de cualquier autoestopista o si habrás elegido a otra -una cualquiera- para enseñarle esa Oklahoma que alardeas de conocer como la palma de tu mano. No tiene sentido recordar que llegaste hasta allí gracias a mí, como tampoco lo tiene desempolvar todos los momentos jodidos que vivimos juntas. Porque no me pesa haber disparado aquel revólver para ayudarte cuando más lo necesitabas: movió mi dedo el corazón. Nunca esperé que me dieras las gracias. Poco me importa, en resumen, si esa forma tuya de darle la espalda a quien te quiso sin ofrecer una burda explicación es un mecanismo de defensa o una manera de personalizar la patada en el culo que querrías darle al mundo. Tú callas, el tiempo otorga. 


  Pensarás que late un poso de rencor en mis palabras y viene a ensuciar el regusto en el paladar de lo que fue y no siguió siendo, pero no es cierto. Ha sido el tiempo, con su honda reflexión y su dolor nublando quimeras y fotogramas, el que se ha encargado de mostrarme que te queda grande esa imagen de chica dura que siempre pretendiste proyectar ante los demás. Me bastó con rascar la primera capa de pintura para ver el festín de arañazos deslustrando la carrocería. Nunca me he alegrado por ello, en cualquier caso. Con todo, lo único que quisiera pedirte es que dejes de husmear en mi vida; no parece demasiado. 


Que siga cada una su camino.
Cada una, Ms. Dickinson, en su lugar.



miércoles, 6 de febrero de 2013

Madrid-Punxsutawney



 
Las marmotas en sus hoyos no están muertas,
están dormidas.

Está dormida la vida.

Esperan la primavera...
y hay huellas en la nieve.


E. Cardenal






Rebuscando me hallo, por aquí y por allá, así en general; constante, como las gallinas cuando picotean su alimento entre los deshechos; optimista, como los zahoríes de pulso firme esperando encontrar bajo la tierra depósitos de aguas escondidas. Cambiando mis hierbas adormideras por sobredosis de cafeína. Poniéndolo todo de mi parte para dejarse venir de frente a la primavera. Contemplando la nieve: atenta -como nunca antes lo estuve- a cada una de las huellas que parecen querer acariciarla.

Me consta que llego con retraso, pero no lo lamento. Es más, le encuentro una gracia morbosilla y hasta placentera a éste y otros "despistes"; ahora sé que durante el rodaje de Atrapados en el tiempo la marmota Phil le asestó dos mordiscos de impresión a mi queridísimo Bill Murray y que en el guión original la maldita roedora moría asesinada sin oportunidad para salir siquiera de su guarida. Ergo todo, incluyendo lo que "usted nunca quiso saber" y yo no pretendo detallar ahora, parece conformar en el puzzle una imagen con  cierto sentido.

Se empeña la vida en recordarnos que los olvidos del calendario y los desfases del reloj pueden ser  trampolines para ganar altura en el prevuelo y contemplar con perspectiva el horizonte antes de liarse a dar vueltas en un mortal atrás carpado. Lo de aterrizar, queridos míos, es otra cuestión. Todo a su debido tiempo...



sábado, 2 de febrero de 2013

Inspiración reglada




Cruzan ondas de un lado al otro de tus sentidos:
lograste sintonizar un dial secreto del mundo.


Frecuencias de onda corta,
J. Jiménez Domínguez



&



"Pase a la cabina 53. ¿Trae el consentimiento? Perfecto. Quítese toda la ropa. Puede dejarse los calcetines. Después póngase las calzas y esta bata y abróchesela por delante. Cierre el pestillo antes de desnudarse. Cuando esté lista, pase y túmbese en la camilla. 

Tranquila, es un procedimiento doloroso pero si colaboras será breve. Hay mujeres que gritan mucho. Algunas se marean y llegan a desmayarse, pero depende de cada una. Intenta estar relajada y terminaremos pronto. ¿Tienes frío? Es raro que sonrías, aquí nadie lo hace, pero nos gusta.

Vamos a ello. No pongas las manos cruzadas en el vientre. Primera foto. Esto molesta un poco, intenta "estar flojita". Muy bien. Ahora puedes notar un pinchazo. ¿Nada? Mejor. Va a empezar a entrar el contraste. Notarás un poco de presión y después dolor abdominal intenso, como una regla muy fuerte. Tienes que aguantarlo. Foto. Foto. Oh. Foto. 

Hemos acabado. Lo has hecho muy bien. Qué maravilla. Hay que verlo con detenimiento pero parece que todo está bien. Sangrarás un poco. Es normal. Si esta tarde tuvieras fiebre o dolor que no cede con analgesia convencional, ven a Urgencias.

Entendido. Muchas gracias a todas."



Para entrar en la cabina 53 con cierto aplomo, hay que estar en ayunas y llevar en el cuerpo las dosis correspondientes de valium, antibiótico, antiinflamatorio y protector gástrico. Una depilación correcta por el qué dirán y unos calcetines calentitos, preferentemente los de la suerte. Pero además, y ésto es lo más importante, hay que llevar el corazón decidido y unas ganas inmensas de que el viento sople de una vez fuerte y a favor, por justicia poética. Porque la puerta de la cabina 53 esconde una encrucijada. Y, como dijo Miguel Hernández, una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde. Será por ello que este gota a gota sabe más que ningún otro a esperanza.