En el momento de amar, la cara se exalta,
se transforma completamente (...)
por el erotismo.
Anaïs Nin, Diarios amorosos
&
Pienso en si debería echarle o no espinacas al puré de verduras, con la vana esperanza de que algo así de mundano, rutinario y aburrido consiga frenarme. Sacarte de mí. Mantenerme dry and clean. Pero vuelvo
a ti,
a querer tenerte dentro
y me queman estas ganas
de sexo a media jornada,
de sexo pasados los cuarenta; menos terso, más sucio.
a ti
y a esta emergencia de follarnos sin intercambiar una palabra.
Sudar, gemir, eyacular por los ojos.
a ti,
y a los planos de sexo furtivo atrapados a contraluz
a la sublime tentación de las drogas sin receta
al morbo pecaminoso del médico y la enfermera.
Y a Micah penetrándonos de nuevo. Oral, vaginal, anal.
Voy a ver cómo arreglo este desorden.
*** Sé que me cambia la voz cuando te canto.
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