sábado, 27 de octubre de 2012

De impurísima y oro





La mano que perseguimos por el sumidero de los días es la mano que ennegrece la leche, es la mano que oxida los oros, la que mutilada agita la mandrágora en el límite del bosque, y si acaso una noche logramos apenas rozarla ella doblemente nos tendrá en su puño, y ni los alcaudones ni los hombres sabrán nunca que de ella comimos aquel alpiste ácimo que enloqueció a los ángeles.


Sinistra (Fermentaciones) 
J. Jiménez Domínguez 




&


... aquel alpiste ácimo que enloqueció a los ángeles. 

Entraste saludando a las manzanas. Imperceptible el ruido del anillo entrechocando con las llaves de la farmacia. Barbitúricos incendiados en el sotobosque de medias y botas, cenizas suspendidas en el agua dormida del minibar. Sobredosis de impurísima y oro. Uniforme blanco de sábanas camino de casa, sacando a flote el vicio del insomnio y del nunca lo sabrás. Lluvia sobre los plañideros del funeral. Zuecos llenándose de agua. 


Say hello to all the apples on the ground.
They were once in your eyes.


De impurísima y oro,
Mrs. NB 

 

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