sábado, 21 de noviembre de 2009

Siempre esto del asunto



Al mirar a mi alrededor las paredes se estrechan más.
Todos consiguen lo que desean, y yo quería una misión,
y por mis pecados me dieron una.
Apocalypse Now, Francis Ford Coppola.


La canción que estoy cantando empieza en otras canciones y acaba en un hospital. Siempre acaba en un hospital, en la próxima guardia, en la siguiente parada cardiaca que tratemos de reanimar. En el sándwich de Nocilla Experience que compartamos para merendar o en la caricia del "cura curita, sana sanita" que te acerque a mis labios aunque sea "mañanita".
No sé si esto te resulta evocador. Nunca supe templar la guitarra que embrida mi potro: ahí arroja Sabina su guante y yo lo recojo porque sólo puedo convenir en lo apropiado del reto. Esta misión que me ha tocado en suerte de fácil no tiene nada. Si supieras leer entre líneas aún sabrías mucho más de lo que ya sabes: que a mi sístole le cuesta esta diástole sin dueño, que no puedo esconder ante los ojos del mundo que estás en mi corazón.
La semana dejó en el paragüero telas húmedas. No llovió, pero se formaron charcos y sólo pude calzarme las botas de agua para aterrizar de un salto en el centro de cada uno de ellos. Libre.

2 comentarios:

  1. He estado ocupado pero no lo suficiente como para faltar a nuestra cita: ya sabes que me gusta verte saltar charcos y que me encantaría que reanimaras este pobre corazón. Sigo por aquí, ya sabes dónde.

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  2. "Tienes derecho a matarme. Tienes derecho a hacerlo… pero no tienes derecho a juzgarme[...]Porque es el juzgar lo que nos derrota."

    Kurtz a Willard

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