miércoles, 7 de septiembre de 2011

Grumos en la niebla




Come y calla,
le dice la madre al niño.

Come y calla,
el cliente a la ramera.

Come y calla,
le dijo Eva a Adán.

Así, comiendo y callando, se rumia en silencio, en los hospitales, en las cocinas, en los psiquiátricos, en las casas que abanderan la decencia, en las camas donde nunca debiste dormir, frente a los frutos prohibidos que nunca debiste coger.


Come y calla, Ana E. Pena


&



Una cantidad ingente de gérmenes vivos de Salmonella typhi me recorre los adentros preparándome para la huída: vacaciones y vacunaciones a destiempo.

Un futuro ciertamente incierto me aventura a probar a aprobar de una vez por todas la fatídica asignatura: prácticas de una antropóloga cada vez menos inocente.

Un rosario de cicatrices en las manos presume de intentarlo todo antes de darme por vencida.

Un pitillo ajustado a las caderas y la indecencia de mantener el tipo sin esfuerzo alguno. Otro más -ceñido entre los labios- para darle a mi horizonte sus grumos en la niebla.  


Comedida y canalla, Mrs. Nancy Botwin

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Invitados al baile