viernes, 10 de febrero de 2012

Superm(a)rcados





De boca a boca 
y muerdo porque me toca.


A. García Villarán


 
&


Lo mejor de los supermercados, además de que permiten conducir carros descarriados sin limitaciones de velocidad y escalar estanterías para rescatar el último bote de la repisa más alta (sin pies de gato pero con ojos felinos), es la variedad. Acostumbro a organizar mal la compra, dándoles a las lechugas y a las fresas el gusto del colchón mullido de un libro y el peso de un edredón lácteo semidesnatado de varios litros. Después de desvirgar el entramado de rejilla con los primeros artículos, empieza a valer todo.  El juego pasa por encestar y mantener un equilibrio básico que evite el desparrame superior (laterolateral) y el aplastamiento irreversible (terminoterminal) de los productos más delicados. Tras noventa minutos de avituallamiento, más o menos excelente según el volumen y la intensidad del borborigmo, pasar por caja es un mero trámite antes de darle a la nevera una acreditación "triple A" con amplios márgenes para futuras caducidades.


Disertaciones aparte, de la última visita al supermercado me vine con un librito que sabe a delicatessen. El perfecto gentleman, de Phineas Mollod & Jason Tesauro, es una guía de consulta actualizada para hombres aspirantes a ser llamados caballeros y un cuento -trabajado, original y cómico- para mujeres con superávit de humor e imaginación. Lo recomiendo en su edición de bolsillo, asequible para casi todos los ídem, y para su lectura simultánea con algún volumen de mayor exigencia (Borges o Shakespeare podrían valer).


Supermercados que invitan a marcar los labios en camisas ajenas y a ensuciar los libros con subrayados erótico-festivos de tinta roja: "Por cierto, una mirada larga y lúbrica vale por mil mete y sacas. Basta con la simple constancia de poder haberlo hecho; reafirma tu autoestima sexual y cobra en la moneda de la fantasía". Ahí dejo el dato, el mordisco y la intención.



2 comentarios:

  1. Pedro del Hierro acaba de sacar al mercado su nueva línea de camisas "DESLIZ" para adúlteros imaginarios.

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    1. Pues no es mala idea, Mr. Pazzos.
      Hay que abrir nuevas líneas de mercado y levantar lo que se pueda (la economía se resiste).

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