miércoles, 3 de julio de 2013

Naftalina en los sombreros


 

Lanzamos una moneda
y nunca la vimos caer.

No lo sientas, no te arrepientas, no llores más. 
Sube al viento, mantén el aliento, vuelve a empezar,
a empezar...


***


Tañe las campanas que aún pueden repicar,
olvídate de tu ofrecimiento perfecto.

Todo tiene una grieta;
así es como entra la luz.  


C. Malla & L. Cohen






Tal vez nos olvidamos de darle la vuelta a los sombreros para dejar que entrara la moneda. O creímos que bastaría con el ofrecimiento perfecto, con las ganas brotando directamente de un lugar llamado corazón. Pero no fue así, y ahora toca pasar página y desdecir al refranero. Porque tampoco a la tercera fue la vencida. 

Ha sido duro, agotador y desolador a partes iguales. Ir al hospital sin respetar siquiera los días de libranza, las salidas de guardia.  Los pinchazos de repetición a esa hora en que se despiertan Las Ventas con clarines y timbales. Las pruebas diagnósticas. Los recipientes estériles conteniendo posibles retazos de vida. La exposición del centro geométrico de lo más íntimo por un quizás y el dolor agudo de un pasajero invisible que no acude a la última llamada. 

Hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos. 
No se puede pedir más. No se puede llorar más.


Vamos a dejar que la naftalina cuide por un tiempo de los sombreros, de la cuna, del bosque. Vamos a respirar hondo sin lanzar al aire más monedas para recuperar el aliento. Vamos a creer que existen las grietas aunque no podamos verlas. 


Que este castigo divino que es no poder tener hijos, imploro, no nos quite la vida.


 

11 comentarios:

  1. Infórmate sobre la FIV con óvulos de donante. Te lo digo por propia experiencia. A mí me funcionó. Mucha suerte Nancy

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    1. Gracias, Mrs. Anónima

      De momento estamos barajando otras opciones: las pruebas dicen que todo -por aquí y por allá- está ok (y eso, querida, es aún más frustrante). Me alegro de que a usted le funcionara. De corazón.
      Un abrazo.

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    2. Entonces el día que usted menos lo piense aparecerá. Mucha suerte y a disfrutar ;-)

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    1. Muchas gracias Mr. HombreRevenido.

      Igual lo bueno sólo se está haciendo esperar y de aquí a unos meses esté leyéndole su "Animales Acojonantes" a un pequeño aprendiz de chimpancé. Nunca se sabe...

      Beso fuerte.

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  3. Querida mía, qué decir que aún no le haya dicho.

    Guardemos los sombreros, pero dejémoslos a mano. Llega el momento de las caminatas por los paseos marítimos, las raciones de pescaíto frito, la cata, caza y deleite, tal vez, de sus adorados pastéis, las ponencias caseras de astrofísica.

    Mientras tanto, que pase lo que tenga que pasar. Aunque sea caer de cabeza en una grieta cuando menos lo esperemos.

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    1. Querido mío, qué decirle con palabras que no le haya dicho ya mirándome en sus ojos...

      Los sombreros siguen en su sitio. Las caminatas a la vuelta de la esquina. El mar se ha ofrecido sin peros para curar lo que haga falta. Los pastéis apuntan maneras de antojo y la astrofísica invita a reconciliarse (antes o después) con el cielo.

      Tendremos un bebé. Y todo lo vivido hasta ese momento nos parecerá un simple "calentamiento".

      Queriéndote, y dándote las gracias por cuidarme.

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  4. Me dijeron, cuando todo salió bien, que había sido muy valiente, increíblemente fuerte. No lo comente, pero lo que fui es inconsciente. No conviene pensar, vaya a por todas cual kamikaze. Siempre, siempre hay una carta por echar, dados por tirar. La partida continúa y la suerte estará de su parte.

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    1. Gracias, muchísimas gracias.

      Ir cual kamikaze, a por todas, entra en mis planes. Seguro que usted fue fuerte y valiente además de un poquito inconsciente.
      Quien la sigue, la consigue. Y todo llega...

      Un abrazo.

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  5. Vuelvo de un viaje de trabajo (demasiado largo:deseaba ver a mis fieras) empatado con uno de ocio (no tan largo) y leo esto. Me pongo triste. Cómo algo tan sencillo para algunos se convierte en un mal trago para otros.

    Le mando fuerza.

    Mrs Anónima.

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    1. No era mi intención entristecer a quien se acerca hasta aquí para leer lo que escribo, sino más bien desahogar el sentimiento. Le pido disculpas por hacerle pasar un mal rato, faltaría más.

      Agradezco su fuerza y le envío un abrazo a compartir -necesariamente- con sus fierecillas.

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