miércoles, 2 de octubre de 2013

La levantá del otoño

 
 
Tu espalda es el ocaso de septiembre,
un mapa sin revés ni marcha atrás,
una gota de orujo acostumbrada
al desdén de la mar.
 
 
Mr. J. Sabina


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Tres mil kilómetros largos on the road y un juego inventado para la ocasión: contar las víctimas de bajo peso específico y alto pelaje que se cobra el asfalto. Conejos, puercoespines, ratas, ratones y algún que otro parajillo 'despistao'.  Extrapolar los datos y llevárselos de aquella manera a la vida. Sonreir pensando que tal vez sea cierto que estemos locos, loquitos de atar, pero que así somos y no parece necesario -ni siquiera conveniente- pasarse al bando de los cuerdos con premura. 
 
La levantá del otoño me ha pillado con escamas en las manos y generosas reservas de salitre en la mirada. Y eso, aunque haya quien jure y perjure que el mar es desdeñoso, es muy de agradecer con alegría además de impagable.

Un mes sin escribir y de nuevo en casa. Que es Rusia, Gijón, Huesca o Madrid.
Sin mapas. Sin marcha atrás.
Con ganas, ganitas de verdad, de volver a nadar en mar abierta. 


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