jueves, 4 de agosto de 2011

Té y viceversa




Silba el viento dentro de mí.
Estoy desnudo. Dueño de nada, dueño de nadie, ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento, a contraviento y soy el viento que me golpea la cara.

La ventolera, Eduardo Galeano


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Renuncio a elaborar mi propio listado de cosas que hacer antes de morir y tacho al menos una línea en otro ajeno. Ya nadé en las aguas de los tres mares. A favor y contracorriente.

Hoy, que conocí a Hedy Lamarr. La mujer que escribió su biografía erótica -más allá del bien y del mal-,  e inventó el espectro expandido -técnica de conmutación patentada en los 40 y vigente- me dejó fascinada. Suyo fue el primer primerísimo plano de un orgasmo femenino en las pantallas. Éxtasis fingido, con un making of curioso: el director le pinchaba las nalgas con un imperdible. Suyas las transigencias en privado: cuando su marido la ató a la pata de la cama y la encerró bajo llave en palacio, ideó un plan de fuga.  Sedujo y se acostó con la criada para escapar del cautiverio. Rechazó el papel protagonista en Casablanca y Lo que el viento se llevó.  Ea.

No sé nada de cine, pero no olvido según qué escenas: entre otras, esa suya en que un simple beso provoca que se le hagan carreras en las medias. Guau. Ñam, sí.


Sin Cristasol: con espejos, Mrs. Nancy Botwin

2 comentarios:

  1. Hola!

    Vengo de rebote y me quedo...

    Hay vidas increíbles, la verdad. Luego miras tu cotidianeidad y te crees algo porque te ha ladrado un perro...

    Enhorabuena por el blog!

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  2. Wellcome AM Editorial,

    Quédese cuanto quiera, faltaría más, y baile cuando lo tenga a bien.

    Quizá el truco sea observar con atención la cotidianidad hasta hacerla parecer espectacular.

    Gracias.

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