La poesía es ese termómetro que a veces interpongo
entre el mundo y la palabra "mundo"
para verificar que todo convalece de su existencia.
J. Jiménez Domínguez
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Pajaritos del mundo: si me queréis, irse.
Ahuecad el ala vosotros que podéis y poned aire de por medio.
Éste es el momento, cuando aún no hay aduanas en el cielo.
Dejaos de sensiblerías; las ramas son fuertes y soportarán vuestra ausencia.
Nosotros, en lo posible, también nos recompondremos: mejor vivir desde hoy sin vuestro gorjear alegre que vernos obligados a salir de caza -a mucho no tardar- para echaros a la cazuela o asaltar vuestros nidos con premeditación y alevosía (lo que viene siendo hambre) para arrebataros los huevos.
Nos quedará el poso de vuestro saber hacer con esa abertura multipropósito que es la cloaca y reminiscencias de un sentido de la orientación que tal vez, en el futuro, nos saque del naufragio para llevarnos a buen puerto.
Ahora volad sin echar la vista atrás ni deteneros en entelequias.
Que no hay tempestad tranquila y el invierno, impaciente, viene decidido a helarnos las sonrisas y la sangre.