viernes, 1 de julio de 2011

Esguinces sin muñecas





Exquisita pendencia la de mi boca y la suya por ese dedo abeja que libó entre murmullos y distensiones golosas
las sucesivas floraciones de mi anémona nocturna.


-Era el placer como una de esas muñecas rusas que se abren
y aparece otra,
y otra...-


A. Guzmán




&



Me llaman Jane. No por Austen ni por Fonda; por Chita.
Redecoro la selva cada tarde. ¿Puede ser más bonita?

Atesoro toneladas de planos en tres imaginaciones
y la ansiedad de mancharme las manos de facto.



Fumando lo mismo, Mrs. Nancy Botwin




1 comentario:

  1. Querida Jane,

    En un alarde de clarividencia, le auguro para los dominios tras las puertas correderas una humedad relativa casi absoluta y una tupidez amazónica. La fauna desatada; el malarone, de uso obligado; cola para las paredes; y una advertencia: la hierba del suelo no se fuma.

    Suyo,
    Uskglass.

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