viernes, 20 de abril de 2012

Revoleras de viernes noche




Una tarde, Luis Mariano Moreno Barracuda, un rufián de la sala B que decía ser el Zorro, Chu En-lai y la Enciclopedia Espasa, sin que nada justificara estas atribuciones y menos el acaparamiento, trató de afanarme la merienda. Tuvimos unas palabras y por culpa de un trozo de pan duro sin nada dentro, el otro me arreó una buena tunda.


El enredo de la bolsa y la vida, Eduardo Mendoza



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Una noche, María Luisa Castaño Silvestre, una carnicera con puesto en propiedad número 53 del Mercado de Maravillas y veinte años fileteando a las espaldas, soñó que unas manos calientes y fuertes hacían de su carne -mitad tierna ternera y el resto jugosa cerda ibérica- una albóndiga perfecta. Entre frituras y escurrimientos, se dejaba cubrir por la salsa de su cocinero. A la mañana siguiente, después de cortarse un dedo y necesitar dos docenas de puntos de sutura, fue directa al puesto del pollero. Subiéndose la falda le dijo: "Dame alas". Él, que siempre fue de muslo y contramuslo, no pensó en poesía. 


Cuarto y mitad  &  Mitad de cuarto, Mrs. Nancy Botwin 



6 comentarios:

  1. Salivando me tienen sus gastrorrelatos, querida.

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    1. Ya sabe que a servidora le gusta cocinar.
      Hágase a la idea de que Paulov y Buys Ballot son un tándem perfecto. No sólo en lo teórico.

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  2. ¿Quién me da la vez?
    Maria Luisa lo que tenía silvestre era la castaña, no el castaño.

    Estoy disfrutando con Mendoza, descanso un rato y me encuentro con tu despiece porcino. ¡Genial!

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    1. La última soy yo.

      Me vienen a la cabeza castañas pilongas, castañas asadas, marrón glace, puré de castañas... Y también castañas silvestres y asilvestradas. María Luisa se dejó despechugar, no le quepa duda.

      Caldo del mismo pollo parece que somos usted y yo. Del Pollo Morgan.

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  3. My darling,

    Si fuera usted quien viniera de buena mañana a pedirme alas, yo de buena gana "ataría bandadas de gorriones a nuestras muñecas, y huiríamos lejos de aquí, a otro planeta."

    Decídase a venir que conozco pájaros que se presentarían voluntarios para tal hazaña.

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    1. My darling,

      "No concibe mi alma mayor pena que libertad sin beso que la trabe."

      Volar a ras de suelo; esa es la hazaña de cada día.

      Queriéndote.

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