domingo, 17 de junio de 2012

Agüita on the rocks




  Retomé la imagen de un Bill Murray a la deriva publicitando whisky y perdiéndose en la traducción. Me acomodé en el asiento, esbocé una media sonrisa on the rocks y cerré los ojos.


  Pensé que estamos en franca minoría. Que ya nadie quiere saber de diéresis ni dejarse caer, con cierto sentido común, entre dos interrogaciones. Con una basta. Que escribir o hablar con corrección es anecdótico. Que suena mucho más in referirse al Gold Standard que a lo idóneo, decir bedside en lugar de 'a pie de cama'. Colar en cada frase un dumpingweaning o fist fucking. Mierding.


  Pensé también en lo absurdo y descorazonador que resulta compartir mesa con ocho personas adictas al wassup y entregadas a la problemática que suscita el double check. No tanto por lo aburrido del asunto, sino por la sensación displacentera de estar viviendo una realidad paralela, ficticia. Porque digo yo que si estoy aquí, ahora, comiendo por ejemplo, ¿qué necesidad tengo de comunicarle al mundo tal hazaña e ilustrarla en aras de promover envidias ajenas? Como si no bastara con vivirlo y hubiera, necesariamente, que demostrarlo.


  En tales circunstancias, y con fines estrictamente terapéuticos,  tuve que hacerme fuerte y sustituir el agua por vodka para relacionarme con el mundo. Yo, que de siempre he sido de naturaleza hervíbora y, en esencia, solitaria.




5 comentarios:

  1. Estimada Mrs:

    Ya lo decía Borges “en las letras de rosa está la rosa”, y sin palabras no hay realidad, aunque sólo sea la nuestra. Una realidad que cada vez nos asusta más y que se indigesta tan deprisa que tratamos de ocultarla con todo el ruido del mundo. Ya no hay silencio, porque nadie quiere escuchar la vocetita que le pide explicaciones por las noches. Chateamos-whatsappeamos-facebookamos para quitarnos el miedo. Una herramienta tan adictiva como absurda, porque sin realidad(sin miedo) no hay vida.

    A los sufridores nos queda el papel para acallar a los perros de la madrugada, (y el vodka).

    Besos y abrazos.

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  2. Se me olvidó el...

    Kurtz

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    1. Le conozco aunque aparezca usted por mi casa desnudo y a oscuras, querido. Reconozco su aroma entre las palabras igual que usted reconoce mi miedo aunque simule pulso firme y corazón templado cuando amanece, cada noche, en la selva.

      Abrazos y besos, en un hondo silencio.

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  3. En el cine tengo un problema. Siempre me meto en la piel del protagonista. Y con Lost in translation me aburrí dentro del pellejo de Bill Murray y salí del cine con un agobio tremendo y no sé si sobrio.

    Nuestra existencia es tan insulsa que no se puede comparar con la de estos seres ilustres que nos narran cada cinco segundos: ahora respiro, ahora no respiro, ahora respiro. Ojalá se pierdan en mitad del relato.

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    1. Me lo pone fácil para el chiste rebuscado, pero me aguanto las ganas y me quedo con usted en la piel de sí mismo.

      La gente es muy coñazo. Eso es innegable. No es sólo que te digan que respiran: es que te mandan la foto para que les aplaudas. Como todo es susceptible de empeorar, en breve se descargarán la última aplicación disponible y se biopsiarán el pulmón para que veamos cómo les entra y les sale el aire en alta definición. Y así, conseguirán puntos para otro aparatito nuevo...

      Qué harturita, querido.
      Qué tostón.

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