"Voilà, ma petite Amélie, vous n'avez pas des os en verre.
Vous pouvez vous cogner à la vie.
Si vous laissez passer cette chance, alors avec le temps,
c'est votre cœur qui va devenir aussi sec et cassant que mon squelette.
Alors, allez-y, nom d'un chien!"
Raymond Dufayel
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Cuando lo que deseo abandona el disfraz de realidad imposible y se viste de realidad plausible me dejo llevar por la fantasía. Lanzo las campanas al vuelo.
Finalizado el gran repique y con los pies más en el aire que en el suelo, empiezan los nervios. Se me llena la capa de inseguridades y me da vueltas la cabeza por soñar tanto despierta. Aterrizaje de emergencia. Paso a la cabina, me pongo algo menos sexy que el traje de heroína de cómic y vuelvo a casa. Preparo un café deskriptonizado y me refugio en la poesía que adorna las paredes: "Me quedan fuerzas". Un ticket de la compra sirve de chaise-longue para el psicoanálisis furtivo: ¿Manzanas a mí? No puedo resistirme. Escrito con buena letra, entre tres y tres mil veces. Entonces recuerdo que tampoco mis huesos son de cristal. Que más allá del Edén continúa el Jardín de las Delicias.
Reitera la voz en off...
¿A qué espera? Ande, vaya a por él.
P.D. Fotografía de Mrs. rkl, gracias darling.
Querida,
ResponderEliminarNo espere. Ate bien la capa y a volar. Al volver pase por casa y me cuenta. Pase lo que pase, lo celebraremos.
"Alors, allez-y, nom d'un chien".