miércoles, 23 de noviembre de 2011

Churruscando la píldora





Ahora que se atropellan las semanas,
fugaces, como estrellas de Bagdad...

J. Sabina



Lanzo un gancho de izquierda para noquear al aire, saturado de moléculas de CO2 y de malentendidos que jamás lo serán bien: cuánta razón (afirmativa, no interrogativa) tenía Campoamor cuando -de vuelta de una excursión a la fábrica de vidrio soplado- vino a decir aquello de que el color a través del cual se mira, hace que veamos según, so o sobre. Incluso tras y mediante.


 Para la emergencia, el botiquín.  
 Pildoritas de diversas tonalidades para aguantar sobre el ring. 

 - Una o dos de las que inducen el sueño
 - Media de la que frena taquicardias desbocadas
 - Alguna cápsula facilona que se deja vaciar de polvo y paja y rellenar con un micropergamino de explicaciones.
 - Ración generosa de analgesia y
 - Un protector gástrico-lústrico de edición limitada.


Pa' dentro.
Y entonces sí.
Me pongo mis gafas verdes y lo veo todo mucho más claro.



4 comentarios:

  1. ...ahora que, casi siempre, tengo ganas
    de trepar a tu ventana
    y quitarme el antifaz.


    Dios bendiga al Omeprazol, que yo la bendigo a usted.

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  2. Querida mía,

    Le sugiero que guarde el popurrí farmacológico en el botiquín para males sin diagnóstico y le pido se reserve una tarde de este noviembre que ya nos deja para darle una oportunidad al bálsamo de tomate, cebolla, jalapeño y guacamole a la lima servido sobre una sábana hecha de retales triangulares de maiz en alguno de los templos erigidos en honor de Centéotl.

    Dicho queda.

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  3. Querida Mrs. rkl,

    "Ahora que los sentidos sienten sin miedo".

    Con sentido y consentidos todos estos besos para usted, darling.

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  4. Querido Rey Cuervo,

    Le tomo la palabra, la mano, la boca y el vaso de tequila.
    Le tomo, a salto de mota, cada tarde restante de noviembre.
    Le tomo medidas y compruebo, con deleite, que caben mis histerias -con holgura- en su corazón.

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