miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pespuntes de desnudez




  Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

Luis G. Montero



&



Del punto escondido al punto escapulario,
pasando por el hilván y el fruncirse de mis labios.


Repaso mis puntadas sin escudos ni dedales. Se me incrustan las "enes" en la yema de los dedos (siempre el índice sufriendo tan cerca del corazón). Y me sangran las nostalgias. Y se me manchan las sedas. Y al caer de éstas, mis telas, comprendo que sin traspiés, la vida se vive al biés. O, lo que es lo mismo, pienso.


Del punto suspensivo al punto y seguido,
dejando atrás el aparte y, si es posible, el olvido.


Releo mis palabras sin diccionarios ni gramáticas. Se me incrustan los "plurales" (en única concordancia) entre el sexo y la garganta. Y se borran los te quiero. Y se tachan los nosotros. Y al escribirlos de nuevo, que con el alma aún lo puedo, entiendo que en este texto, mi vida es el manifiesto. O, lo que es lo mismo, siento. 
 
Pespuntes de desnudez, Mrs. Nancy Botwin
 



2 comentarios:

  1. Compraré una máquina de coser, darling, y tardaré pero aprenderé a usarla. A la perfección. Y le haré diez mil vestidos, incluso alguno más si me lo pide. Y sus yemas no volverán a dolerle y sólo irá desnuda cuando usted quiera.

    Besos a puntadas.

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  2. Mrs,

    No es necesario que aprenda a coser; con que siga escribiendo tan bonito como hasta ahora es más que suficiente.
    De letras, pues, sus vestidos. Inimitables.

    Pespuntes y besos.

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