"Calcúlese un Cristo ya macilento para dos personas. Se le extraen las alcayatas y se le separa de la cruz, que dejaremos aparte. Los estigmas pueden mecharse con tocino. Se desencostra con agua tibia y se seca cuidadosamente. En una fuente de horno y sobre un lecho de cebollas colocaremos al Cristo al que untaremos con abundante mantequilla. Una vez salpimentado pueden añadírsele especias y finas hierbas al gusto. Se deja en horno moderado durante tres días, al cabo de los cuales sale completamente solo."
Cocinar a un Cristo,
Javier Krahe
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[...] En medio de esta crisis económica, que limita por arriba con la desesperación y por abajo con un horizonte cerrado, dejen los patriotas de opereta que los ciudadanos piten lo que les venga en gana, como una forma de exorcismo de su neurosis nacional o nacionalista o como sueño de creerse libres mientras suena la charanga. Aquí hay mucho patriota con golilla, jubón raído y la barba por dentro, que después de dar lecciones de moral esquilma un banco, mete mano en el erario público y te echa en el pescuezo un regüeldo de sagradas esencias, que son mitad ajo arriero y mitad Varón Dandi. [...]
La gatera,
Manuel Vicent
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Sin ánimo de incurrir en la blasfemia -que te guía de puntillas al banquillo de los acusados- ni en la impertinencia -que se lleva poco con la penitencia que unos y otros nos exigen-, retozo entre las plumas sueltas de las valientes gallináceas que aún picotean el grano de la ironía y dejo que la grasilla que sueltan me lubrique los entresijos de la risa.
Que no estamos para fiestas, dirán algunos. Y yo asiento y tomo asiento en la verbena para dejarme perfumar con el olor de la fritanga. Acostumbrada a ver venas y a pinchar en hueso, este oasis en el desierto se me antoja lisérgico solaz.