viernes, 5 de marzo de 2010

Botiquín para "Bobos"


Hay quien me acusa de ser críptica. No se entienden las entradas de este blog, no son claras las metáforas usadas y no se dan por aludidos los convocados a través de estas líneas. Perdonadme, pero yo no lo veo tan oscuro. Si no jugara con las palabras, si no echara a la sartén las iras, los miedos, las pasiones, las sonrisas y las malicias secretas, la receta no tendría el toque propio de la cocinera. Podría relatar cómo perciben el mundo mis sentidos y cómo maneja ese caos después mi cerebro sin el puntito de la poesía. Pero no quiero.

Esta mañana, enfundados mis pies en unas botas de charol rojo y llevando al hombro un bolso del mismo color, he salido de casa. Sin paraguas, 'desnuda' ante el diluvio universal. La rutina consiste en tirar de la puerta, pulsar el botón del ascensor y girar la llave tres vueltas a la izquierda. Muy normal. Mentiría si no dijera que todo el rellano de la escalera olía a cocidito madrileño (el mismo que me sabe a hierbabuena y a verbena en Las Vistillas) de alguna de mis vecinas. No es el olor más glamuroso que elegiría para que impregne mi piel...

Antes de entrar en el ascensor y de pulsar la tecla de bajada, ya había esbozado una sonrisa. De esas que a una le salen sólo cuando está sola. No sé bien a qué responden, pero en las mías siempre hay un componente de picardía. Recordaba lo ocurrido ayer mismo, la intensidad de mis emociones, la excitación. Para llegar a la conclusión de que me gusta lo prohibido, lo inconfesable. Llevo el pecado en mi nombre, cosido al alma. No hablo de grandes vicios, sino de esas pequeñas cosas que una hace para vivir y no perder la cabeza; enviar flores a un caballero, sembrar la duda ante un sí quiero, idear mil y una camelancias en forma de regalos, de escritos, de lo que sea...

La sonrisa sigue ahora dibujada en mis labios. Para los que no hayáis entendido nada de lo anterior he dejado un botiquín cerca. Y a vuestra disposición queda, por supuesto, mi vocación enfermera. También cosida al alma.

Buen fin de semana a todos.

3 comentarios:

  1. No sé si darme por aludido...
    Me gusta como escribes, me gusta como eres, pero eso ya lo sabes. Y ganas me entran de aprovecharme de ti y de tu vocación enfermera llevando a la realidad todas mis fantasías contigo. Uff...

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  2. ¿Quién leerá, tras ducharse con agua hirviendo, las palabras que dibujé en tu espejo de baño?

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  3. ¿Qué palabras eran esas? Instalé un termorregulador en la ducha... Tal vez nadie las lea ahora que no se forma tanto vaho.
    Abrazos misteriosos, Mr. Anónimo.

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