martes, 5 de octubre de 2010

Lo de menos, el sombrero...



A estas alturas del baile, ya saben que una tiene sus debilidades. Yo no sé qué tiene este hombre: no son sólo sus canciones, con su música y sus letras. Es su manera de cantarlas. Si aún no vieron el DVD que acompaña a su "Songs from the road", deberían parar hasta de respirar y hacerlo. Es un auténtico placer, algo sublime, saborearle encima de un escenario. Rompiéndose con elegancia, con una honestidad y una entrega que conmueven.


La pasión no se puede impostar. O se siente o no se siente. La de este caballero, ante quien yo me quito el sombrero sólo si él lo desea, es tan auténtica que le ha durado toda la vida. Qué manera de vivir, de sentir, de estar...


Me pierdo en ese Chelsea Hotel que dispara mi corazón desde el primer acorde. Por lo bravo y por lo dulce. Por ese "eso es todo, my little darling, ni siquiera pienso en ti muy a menudo". Su corazón será siempre leyenda.

Continúo, dejándome llevar por I'm your man, que se esconde en este disco en forma de Hallelujah. No cambiaría ni una palabra, todo eso es lo que yo quiero. Así, incluyendo las promesas incumplidas. Dibujado en sus labios mi propio Aleluya.

Termino rompiéndome con él, porque cuando encontré a Leonard por vez primera, supe que ya nunca se iría.


Suzanne te lleva a su escondite, cerca del río
puedes oír los barcos pasar de largo
puedes pasar toda la noche a su lado
y sabes que está medio loca
pero por eso quieres estar allí
y te da té y naranjas
que vienen directamente desde China
y cuando intentas decirle
que no tienes amor para darle
te coge y te mece en sus brazos
dejando que sea el río el que responda
que tú siempre has sido su amante
y quieres viajar con ella
y quieres viajar a ciegas
y sabes que ella confiará en tí
porque has tocado su cuerpo perfecto con tu mente.


Ese es mi canto de sirena, tierno y salvaje, susurrado en el oído de mi recio marinero. Míreme a los ojos: ¿se da cuenta de que todas las sumas coinciden? Qué delicia este amarle con nuestra música de fondo.

4 comentarios:

  1. My darling,

    Prometo luchar a muerte sus marzos. Yo lo haré sin analgésicos y sin sedantes. Tendré preparado un buen cóctel:
    - 31 imágenes. Todas en blanco y negro.
    - 31 canciones. Habrá algunas de Leonard, o muchas.
    - 31 vasos de vino. Todos diferentes.
    - 31 versos. De Miguel, de Federico, de Luis, de José, de Ángel... No repetiré autor.

    Le administraré una unidad de cada todas las noches de marzo. Le juro que marzo acabará por rendirse y se quitará el sombrero.

    Besos, querida, también habrá besos.

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  2. Mi querida Mrs. rkl,

    Sé que no necesita que le explique. Marzo, primero con sus calendas y después con sus idus, me empuja al abismo.

    Acostumbrada como estoy a cuidar, me cuesta dejar que me cuiden, pero usted sabe cómo hacerlo. No sé cómo agradecerle.

    También ante usted me quito el sombrero. Siga resistiendo. Pasará este octubre y llegará noviembre. Tal vez este año sea aún tiempo de cerezas.

    Salí a comprar bollitos recién horneados y preparé té. La estoy esperando, darling.

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  3. Querida Nancy;
    Recuerdo la primera vez que escuché la música poesía del señor Leonard Cohen.
    Una vieja cinta de cassette,negra,de las de cromo,que pertenecía a mi padre, lo descubrió para mi.
    Esa voz,grave,casi recitando, que quedaría en mi para siempre,fue como una bofetada sorpresa. Desde aquella mi niñez,han pasado más de veinte años,para volver a descubrirlo.
    El pasado Septiembre, tuve la oportunidad de agradecerle a mi padre aquel descubrimiento, y que mejor manera q asistiendo a un concierto de este joven de 76 años recién cumplidos
    Una auténtica maravilla para todos los sentidos,más de tres horas de sus mejores canciones, una demostración continua de su eterna juventud y su respeto hacia todo lo que le rodea.
    Pero que le voy a contar a usted,si estaba allí conmigo,disfrutando de su música,de nuestra música ...

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  4. Mi querido catkiller,

    En mi casa, de pequeña, sonaba Mocedades. En inglés, que recuerde, The Beatles y Simon & Garfunkel.

    La primera canción que escuché de Leonard fue Suzanne. En un coche, una mañana de verano en que no paró de llover, en Galicia. Sentí que esa melodía me envolvía en una caricia... El resto, concierto incluido, ya lo conoce.

    Puesto que usted es otra de mis debilidades -a qué negarlo- me dejaré puesto el sombrero si así lo desea. Sólo el sombrero. Sólo para usted.

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