domingo, 7 de noviembre de 2010

Duelos & Simulacros




Cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar la ebriedad del sufrimiento,
me convenzo de que mi región no es la farándula de otros.


El olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda.


En el fondo el olvido es un gran simulacro:
nadie sabe ni puede, aunque quiera, olvidar.
Un gran simulacro repleto de fantasmas,
esos romeros que peregrinan por el olvido
como si fuese el Camino de Santiago.


El día o la noche en que el olvido estalle,
salte en pedazos o crepite,
los recuerdos atroces y de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego:
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.



Ese gran simulacro, M. Benedetti




&



La vida, con su dolor, no es simulacro. Lucho estos días por olvidar un cuento. Una historia preciosa de un recio marinero que surcando los anchos mares quedó fascinado por el canto de una sirena. Narré por aquí sus mágicas aventuras, pero no llegué a escribir el final: de eso se encargaron otras manos. Ahora las mías se afanan en arrancar esa última página que deja el corazón en duelo. Porque un relato tan bello, rebosante de amor, no merece acabar con un asesinato a sangre fría.


Que nadie se tome la molestia de exculparme; yo misma me acuso.
¿Mi delito? Defender con mi vida la justicia poética.
¿Mi condena? Esta libertad sin beso que la trabe.
Que ningún juez declare mi inocencia.


La otra sirena varada*, Mrs. Nancy Botwin
(* cuando no tengo barca, remos ni guitarra)

2 comentarios:

  1. Mi sentencia, querida:

    "Ni una página en blanco más".

    Vamos a pasear.

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  2. Querida Mrs. rkl,

    Vamos a pasear. Coja el chubasquero: anuncian tiempo lluvioso.

    No me incomoda el silencio, pero prefiero que me hable del mundo "entre cartones".

    Microbesos con mimo, respirando hondo a su lado.

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