martes, 25 de agosto de 2009

Dangerous Nancy Botwin




Ok, it´s time to write it.

Pregunto buscando una nueva frontera a la que dirigirme. La bola mágica responde apresándome en su contradicción. Del éxito rotundo a las dudas razonables, hasta llegar al fracaso decepcionante. Todo ello mediado por una espera que no parece acabar nunca. Desde hace un tiempo todo parece ser bueno o malo, bueno o malo, sin espacio para los grises. No soporto esta dicotomía desesperanzadora. Todo cambia, nada permanece salvo esta jodida espera. Espero a alguien que decida tragarse mis penas y sacuda mi cama como un animal. Que no sea muy malo. Que no sea muy bueno. Sólo alguien que cuide de mí. Pero no sé quién es ese alguien. Quiero creer que eres tú. Ninguna prueba de ello, no tengo datos objetivos más allá de unas palabras descontextualizadas en algún viejo escrito y una ilusión óptica que me lleva a ver tu sonrisa atribulada por mi presencia. Nada serio.

Lo cierto es que no soy capaz de introducir el nuevo código en la botella de nitroglicerina para mandar un mensaje bomba que te haga saber que no respondo de mis actos. No soy capaz de cruzar dos palabras seguidas contigo sin que se disparen frecuencias, deseos y unas ganas horribles de más. Mariposas kamikazes bailando con Freud en mi estómago. Chocando las unas con las otras, perdidas en su vuelo caótico. No me sienta bien salir de guardia y comprobar que las libranzas no se ajustan a las presencias. Tampoco remover el fango para encontrarte entre los recuerdos. Mucho menos montarme en la montaña rusa para que al fin, afónica y despeinada, termine vomitando. Lo dejo ahora, de nuevo en standby: no puedo caminar por el mareo del vértigo.

Nothing is exactly as it seems...
Nor is it otherwise.

2 comentarios:

  1. Con prisas de viajero con destino a ninguna parte, echo un vistazo a la vieja Polaroid que enfoca a escondidas detrás de tu telón.

    El tiempo será mi aliado en cada nuevo descubrimiento.

    Kurtz

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  2. Descubro tarde su mensaje,

    Querría saber quién es usted; por qué me escribe lo que escribe, por qué cuando lo hace me araña un poco el alma, por qué el olor del napalm flota en el aire...
    Pero usted prefiere permanecer en el anonimato. Y yo, bien me conoce a estas alturas, lo respeto.
    Un abrazo, Mr. Kurtz

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